AUTOCONTROL: LA ÚLTIMA FRONTERA DEL PENSAMIENTO

En tiempos de presión constante, pensar no basta. Hay que sostener el pensamiento cuando todo conspira para quebrarlo. Hola, amiga(o) pensante: Perder la calma, la serenidad o la tranquilidad es evidencia clara de un descontrol en el acto de pensar. En otras palabras: pérdida de la cordura. Cuando se pierde el control, se anula el razonamiento. Las respuestas ante la presión suelen ser impulsivas, poco reflexivas y, por tanto, ineficaces. Algunos lloran, ceden, entran en pánico o huyen. Otros reaccionan con agresividad contra quien “los hizo perder el control”. Pero en ambos casos, la reflexión ha sido desplazada por el impulso. Es bien sabido que si logras hacer perder la serenidad a tu opositor, aumentas tus posibilidades de vencerlo. Esta táctica —instintiva desde la infancia— se perfecciona con los años. Muchos se vuelven expertos en ser mordaces, inquisidores, hábiles para “sacar de sus casillas” a quien desean controlar o manipular. Obsérvalo en las relaciones de pareja...