EL TIEMPO NO LO VES PASAR, PERO ESTÁS CAMBIANDO

 


EL TIEMPO NO LO VES PASAR, PERO ESTÁS CAMBIANDO

Hola, amiga(o) pensante:

Los cambios físicos y mentales que atravesamos suceden con tal sutileza que rara vez los notamos. Tal como ese preso que escapó moviéndose milimétricamente hacia la puerta: lo veían tanto que dejaron de verlo, hasta que un día ya no estaba.

Así actúa el tiempo. Lo percibes en el reloj, en el atardecer, en la llegada del fin de semana o de la quincena. Pero los cambios en tu cuerpo y mente no se anuncian, simplemente se acumulan… y un día, pasan lista, y tú ya no eres el mismo.

De pronto te das cuenta de que envejeciste, o que arrastras insomnio, ansiedad, o una tristeza que no sabías que estaba allí.

¿Qué hacer para que el cambio no te tome por sorpresa?

Aceptar que el universo está en constante transformación. Nada se repite idénticamente, aunque nos aferremos a rutinas que nos hagan creer lo contrario: comer lo mismo, ver la misma película, dormir junto a la misma persona. En la mente, repetimos. Pero en la realidad, todo muta.

El pasado nos condiciona porque lo conservamos subjetivamente, lo arrastramos como si fuera inalterable. Pero mientras revivimos esa escena de hace veinte años, nuestra mente ha cambiado. Para mejor o para peor. Nada está quieto.

Por eso, la conciencia del cambio es vital. Si sabemos que cada segundo nos transforma, podemos actuar con intención. Cuidar el cuerpo. Nutrir la mente. Orientar nuestra energía hacia lo que favorece nuestro bienestar.

Cada día cuenta. Descuidarse un mes puede ser suficiente para que los cambios se vuelvan difíciles —o costosos— de revertir.

Observa el tiempo, no solo en el calendario, sino en tu cuerpo y en tu sentir. Allí es donde verdaderamente pasa.

Buena salud y bienestar para todos.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  /De Caripito hasta los tuétanos

PARA MENTES INQUIETAS
Una reflexión adicional para quien decide detenerse a sentir el paso del tiempo desde adentro.

 

El tiempo no solo pasa afuera: también erosiona suavemente los márgenes del ser. Es un escultor silencioso que talla en carne viva sin tocar, que transforma pensamientos, percepciones y hábitos sin anunciarse. Creemos que somos los mismos, pero esa constancia es una ilusión útil. Una máscara de estabilidad que nos calma... mientras todo cambia.

La paradoja es que mientras más repetimos nuestras rutinas, más nos alejamos de lo que éramos al comenzarlas. El ritual diario da una sensación de permanencia, pero es en realidad una cuerda que, sin que lo notemos, nos va amarrando al flujo inconsciente del cambio.

Envejecer no es solo arrugas y canas; es cómo lentamente abandonamos antiguos sueños, cómo cambian nuestras respuestas ante las preguntas de siempre. Nos volvemos extraños familiares de nosotros mismos.

¿La solución? Desarrollar una sensibilidad interna. No una obsesión por el reloj biológico, sino una escucha atenta al diálogo cuerpo-mente. Preguntarse con honestidad: ¿esto que estoy sintiendo es nuevo? ¿Esta reacción soy yo, o el yo que ha ido naciendo sin que lo advierta?

Tal vez el tiempo no se vea, pero sí se puede sentir si uno se detiene lo suficiente.

La conciencia del cambio nos vuelve cómplices del devenir. Nos permite elegir, aunque sea mínimamente, el tipo de ser en que queremos convertirnos.

Porque el tiempo no espera. Pero tú puedes decidir cómo moverte mientras él pasa.

E.R.F.R

Comentarios

  1. Hola Emilio, que bien expresas ese cambio que todos presentamos con el paso del tiempo, tanto en el cuerpo como en la mente, y como lo dice esa reflexión final que compartes, hasta el mismo Ser que nos habita los advierte y se comunica con nosotros de una manera diferente, por eso le prestamos más atención que cuando somos más jóvenes, al menos eso es lo que se espera que hagamos en esa edad madura que nos acerca al envejecimiento.

    Emilio, te he dejado un comentario en el primer video que subiste y hace unos dias te envie un correo, espero lo hayas recibido.
    Gracias amigo pensante, seguimos envejeciendo con atención, sabiduría y agradecimiento por la vida. Que sigas bien.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias, amiga. No he visto el correo. Revisaré y tendrás mi respuesta. Ahí te contaré un poco en que ando tan ajetreado. Saludos

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

¿ÁNIMO POR EL SUELO?

HAZLO POR TU BIENESTAR

EL MIEDO A LA MENTE