LA INOCENCIA DE UN RECIEN NACIDO
LA INOCENCIA DE UN RECIEN NACIDO
PROSAS INOCENTES
Nada comparable como la sonrisa, la risa y la carcajada
de un recién nacido. Es la más diáfana y espontanea expresión que nace de una
inocencia espiritual que no ha sido mancillada por el pensamiento. El bebé no
sabe porque se sonríe, no necesita entendimiento para responder con sonrisas a
aquello que es de su agrado. Y si ríe soltando la carcajada, remueve las fibras
del alma a aquellos que recuerdan con esa alegría, que una vez también fueron niños,
pero que es una inocente experiencia que nunca volverán a repetir. El niño
responde a las necesidades de la vida que le fue concedida, llora cuando hay
que llorar, ríe cuando hay que reír, y duerme cuando hay que dormir. Esta vida concedida
por el creador se va difuminando por los pensamientos para ser reemplazada por
completo por la vida de fabricación casera. Se comete una transgresión con la
divinidad y se deja de ser inocente. Pagando el precio de la inocencia nos
convertirnos en la vida psicológica que elegimos y que somos hoy. Pero en esta
vida de creación propia, se vive bajo los tormentos que causan los demonios en
que convertimos nuestros pensamientos. Volver a ver la sonrisa, y a oír la risa
de un bebé, es un bálsamo para un alma estropeada por sus propias torpezas.
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