NO ESTRUYAS TU RESPONSABILIDAD

Hola, amiga(o) pensante: Las excusas son ecos que desfiguran tu verdad Puedes explicar, justificar, maquillar tus tropiezos ante otros. Está permitido —socialmente, al menos—. Pero cuando lo haces frente al espejo, en diálogo contigo mismo, estás cavando con dulzura el abismo bajo tus pies. A veces no lo notas. Cuando das razones de tus caídas, también te las crees. Juras que tus faltas, tus promesas rotas, tus vacíos tienen causas externas. Y con ello blindas tu fragilidad. La evasión de la responsabilidad es una forma silenciosa de autodestrucción. Evitarte es negarte. Y en esa negación, pierdes el instante sagrado de corregir lo que en ti pudo haber sido distinto. No más justificaciones. La dignidad se oxida, la integridad se desvanece y la autoestima se hace bruma. Reparar el daño puede tornarse imposible, sobre todo si la voluntad —ese fuego interior— se ha apagado por completo. El primer paso es reconocer. Cuando sientas que justificas, párate. Observa. Acepta que lo ...