LA CAPACIDAD CREATIVA
DE DÓNDE VIENEN LAS LIMITACIONES
Hola amiga(o) inspirador. El recurso más
valioso para cualquier pensante que tiene el potencial para llevarlo a la fama,
al éxito o materializar cualquier sueño, es su capacidad creativa.
La capacidad para crear puede tener el
infinito como límite, pero cada persona instala sus propios muros de contención
para no pasarse más allá, de donde se tiene permitido.
¿De qué material se construyen estos muros? …De ideas, de pensamientos o creencias.
La mejor forma de observar la instalación de
los límites de la capacidad creativa, es observando la personalidad, ya que de
igual manera, está hecha de esos mismos pensamientos.
Cualquier persona sabe en qué cree y en que
no cree; sabe lo que debe y no debe pensar; lo que es malo pensar o lo que no
se atrevería a pensar, mucho menos a llevar a la práctica.
Es decir, si no cree en extraterrestres y ni
siquiera se atreve a imaginar su existencia, va a ser muy difícil que escriba
una novela con ese argumento. No cree en el amor verdadero, entonces se pierde
cualquier cantidad de argumentos para expandir su talento.
Si le da miedo pensar en el demonio,
fantasmas, zombis, o cualquier clase de monstruos sanguinarios, no abordará
esos temas y, es más, no se atreverá a imaginarlos.
Si sus códigos morales le prohíben abordar
algunos temas, tenga por seguro, que el muro no le permitirá a su capacidad
creativa ir más allá de esa demarcación.
Ocurre que a veces el talento o la genialidad
que pueda poseer en esencia una persona, se queda encerrado tras uno de esos
muros.
La libertad para la creatividad debe ser
universal, trátese del tema que se trate. Imaginen un pensante que sus
creencias religiosas, la nacionalidad, la raza, el sexo, la política, etc. le
pongan limitaciones. Y resulta que muchas de ellas fueron condicionadas por la
crianza o educación que le dieron.
Por ejemplo; una madre que no se atreve a pensar
que su hijo pueda andar por malos caminos; o a un biólogo científico rodeado de
bacterias y virus para encontrar una vacuna y le da terror o se paraliza cuando
ve una cucaracha o una rata.
“La capacidad”, para pensar, se refiere a
todo los asuntos o temas que puede abarcar un pensante cuando se propone
hacerlo.
Y no se trata de abarcar mucho más de lo que
se puede tolerar. Se trata de la libertad que cada persona se permite de los
temas o asuntos que puede o no pensar. (Observar, analizar, reflexionar,
discernir, meditar, examinar, etc.)
Quizás no nos guste la delincuencia o la
criminalidad, pero no habrá manera de encontrar soluciones si no somos capaces
de pensar como criminales. Para traer a existencia nuevas realidades hay que
extrapolarse, salir del traje personalizado que se ha soldado a nuestra piel.
Existe un estado subliminal de aprehensión
para pensar en ciertas cosas, causado por la comprobación de hechos donde se
materializa lo que se piensa, pero que no se debió pensar, o fue malo haberlo
hecho.
El reconocer que somos o nos convertimos en
lo que pensamos, causa que se tenga mucho, o excesivo cuidado al pensar en
algún asunto en particular.
Y eso no es libertad. Existen personas que
viven de la creatividad, de la innovación, de una obra nueva, etc. que se les
agota el repertorio y no les queda otra que empezar a reciclarse a sí mismo. Lo
disimulan diciendo que se van a “reinventar”.
Ocurre también que algunos creadores que ya
son exitosos, dan un cambio repentino a su vida religiosa, y ese muro que acaba
de levantar le prohíbe los temas que antes trataba con soltura o plena
libertad. Y a la vez le impone otros que no son del agrado de su público
tradicional o seguidores, inclusive no son tan buenos con su talento creativo o
interpretativo como lo eran de esos temas que abandonó.
Es cierto y estoy de acuerdo el 100%, que
toda persona es libre de considerar para sí mismo lo que se le antoje. Pero
debiera estar consciente, del porqué, no encuentra o se le agotan las ideas o
argumentos para decorar o desarrollar sus nuevas obras.
Cuando las creencias tienden a la
radicalización, el muro de contención se vuelve impenetrable. Y la capacidad
para pensar en lo que haya que pensar, debe pasar por un filtro tan fino, que
solo unas pocas cosas se aprueban para su uso.
El ejercicio de la imaginación es fundamental
para cualquier creativo. (No confundir con perder el tiempo fantaseando, o
pensar en cosas sin fundamento racional) El pensar imaginativo es un laboratorio
mental donde se hacen toda clase de experimentos, pruebas y ensayos sin mover
ni un dedo. Y no existe ningún peligro que se cumplan o se den esas cosas que
sabemos estamos imaginando; a menos que escojamos algo para hacerlo real.
En ese laboratorio tienen que estar
disponible cualquier tema o asunto factible de ser tratado. No debe haber
closet y gavetas conteniendo asuntos prohibidos que no se deben ver o pensar.
Por lo general, los reconocidos genios de la
humanidad, fueron y son pensantes polifacéticos. Su amplio y profundo criterio
en una gran variedad de temas, es el resultado de esa libertad a su capacidad
creativa.
Ese cerco de creencias, de estados
emocionales y sentimentales que demarcan los límites de la personalidad, ya son
patrones de comportamientos en uso. Es decir, ya son hábitos, es la famosa zona
de confort que a los nuevos emprendedores se les advierte de lo duro que es
superar esa barrera.
Pero vale la pena romper los muros cueste lo
que cueste, y dejar libre la imaginación.
Para los temerosos, “pensar que se roba un
banco, o que se asesina a una persona”; por gusto de hacerlo, no significa que
los principios o valores en la cual se sostiene la personalidad estén en
peligro.
A menos que haya un desorden mental extremo,
producto de la incapacidad del pensante para tener control de su actividad
pensativa. Esas personas con esos estados irracionales, deambulan por la calle,
están en un manicomio, o andan drogados hasta las orejas para escapar de la
realidad subjetiva que llevan “dentro de la cabeza”.
Cuando la tierra era plana y en sus bordes se
encontraban los abismos infernales, los valientes tuvieron que luchar con esas
dominantes creencias para poder aventurarse.
La
capacidad creativa no solo sirve para llegar a ser un buen artista plástico,
escultor, poeta, escritor o cualquiera de esas identidades relevantes. La vida
cotidiana, la vida personal y la vida social, su calidad depende de pensantes
con mucha capacidad creativa.
Crear, crear y seguir creando es nuestro
mejor destino. El futuro te necesita, no hace falta que te hagas famoso,
despierta tus talentos.
Ha sido un placer. Buen provecho con tus
obras. Nos vemos pensante e inspirador.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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