LOS PEDIGUEÑOS


PROSAS AMOROSAS

Hasta hace poco tiempo, cuando el objetivo que invadía la mente de un hombre al conocer una mujer era tener sexo, había quienes les iban muy bien y quienes acumulaban más fracasos en sus intentos por alcanzar ese anhelo. El asunto se centra en saber pedir. Los hombres eran los pedigüeños, pero no todos sabían cómo pedir, y eso no se lo enseñan en el hogar ni en la escuela. Pedir es un proceso de seducción en el que se requiere uso de la inteligencia, sagacidad, mañas, dinero, buena labia, uso del lenguaje corporal y ser casi que adivino para comprender lo que está pasando por la mente de una mujer. De esto último depende toda su estrategia. Ser pedigüeño es un arte que se va perdiendo con el cambio tecnológico y cultural, ya que las nuevas generaciones, tanto mujer como hombre cuando quieren, se les prende un letrero luminoso en la frente pidiendo sexo, y se acabaron los protocolos y el romanticismo.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos 

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