LOS PEDIGUEÑOS
PROSAS AMOROSAS
Hasta hace poco tiempo, cuando el objetivo que invadía la
mente de un hombre al conocer una mujer era tener sexo, había quienes les iban
muy bien y quienes acumulaban más fracasos en sus intentos por alcanzar ese
anhelo. El asunto se centra en saber pedir. Los hombres eran los pedigüeños,
pero no todos sabían cómo pedir, y eso no se lo enseñan en el hogar ni en la
escuela. Pedir es un proceso de seducción en el que se requiere uso de la
inteligencia, sagacidad, mañas, dinero, buena labia, uso del lenguaje corporal y
ser casi que adivino para comprender lo que está pasando por la mente de una
mujer. De esto último depende toda su estrategia. Ser pedigüeño es un arte que
se va perdiendo con el cambio tecnológico y cultural, ya que las nuevas
generaciones, tanto mujer como hombre cuando quieren, se les prende un letrero
luminoso en la frente pidiendo sexo, y se acabaron los protocolos y el
romanticismo.
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