“MI MISMO” SE PERDIÓ DE SÍ MISMO
ESTE SI ES UN ROLLO BIEN ENROLLADO
Hola amiga(o)
pensante. Miren el rollo en el que se meten muchas personas. Cuando alguien
habla de sí mismo, se asume que está muy clara de saber quién es.
Todos saben quiénes
son. En los registros de identificación del estado los tienen a todos
identificados con pelos y señales. Y con las huellas digitales y muestras de
ADN casi no hay duda de quién se trata.
La confianza en “mi
mismo”; o “en ti mismo”, como lo recomiendan otros, es muy importante para
tener éxito en la vida, y en todo lo que hagas.
El problema
comienza porque sabes quién eres por la identificación que te han dado y por lo
que recuerdas de tu vida. Pero eso no te dice nada de quien eres tú en esencia.
Sabiendo esto,
podemos ver a mucha gente buscándose a sí mismo para empoderarlo con su
confianza. Necesita tener confianza en “sí mismo”. Sin confianza en sí mismo van
camino al fracaso en todo lo que intenten hacer.
“Fracasaste porque
no confías en ti mismo”. ¡Es verdad! Reconoce el afectado.
¿Cómo hace para confiar
en sí mismo? La lógica le dice que primero debe encontrarse. A “si mismo” lo
tiene perdido, no sabe dónde lo tiene o donde está.
Hay quienes no
tiene idea donde se encuentra su “mi mismo”, pero aun así se caen a “YO”
positivos. “Yo puedo”, “Yo soy inteligente”, “el miedo no puede conmigo”, etc,
etc,.. En alguna parte de su cuerpo o de su mente se debe encontrar su “mi
mismo”, y tiene que oír lo que le está diciendo, y lo grita bien fuerte para
asegurarse que lo oiga.
Si alguien está
vuelto un rollo, son estas personas con un “mí mismo” que no saben dónde lo
tienen, y ya llevan un buen tiempo buscándose.
Aquellos que se
identifican con su cuerpo físico y no admiten ser otra cosa; sus “mi mismos”,
los deben tener en alguna parte dentro de su cuerpo, pero con más seguridad en
el cerebro.
Otros que se
identifican con un espíritu, más que con su cuerpo, ya deben estar medio locos
y cansados de buscar a sus “mi mismos, o espíritu”, dentro del cuerpo o
flotando alrededor. Cansados, terminan “creyendo” lo que no pueden comprobar o
experimentar.
¿Díganme ustedes,
es o no un buen rollo en el que están metidos muchas personas?
No me lo van a
creer, pero el lio comienza con el uso del lenguaje para explicar algo
abstracto. Algo que los órganos de los sentidos no pueden captar para hacer una
interpretación como las que estamos acostumbrados a sentir.
Los que comunican o
hablan del tema pueden o no hablar desde sus experiencias, pero igual hay que
recurrir a las palabras.
“Mi mismo”; “yo
mismo”, “alma”, “espíritu”; “yo”, es algo completamente subjetivo para
referirse a una experiencia, que se supone, todos la experimentan de la misma
manera.
Aquellos entrenados
a estudiar memorizando son extremadamente literales con las palabras. “Pobres
estudiantes”, lo más que pueden hacer es jugar con la variedad de
interpretaciones que se le pueden dar a una palabra o a un texto. Otros se
escapan de esa literalidad conectándose con el mundo físico, si me hablas de
“botella”, yo quiero ver, oír o tocar esa botella.
El escrito se está
alargando mucho. Los voy a dejar hasta aquí. Los que consideren no estar claros
con quienes son en verdad, digan algo, pueda que los oiga. Mientras tanto hay
que reconocer el rollo existencial en el que se encuentran los enrollados.
Autor: Emilio R.
Fernández Ramos /De Caripito hasta los
tuétanos
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