DECLARÁNDOSE INCAPAZ


EL ENTUSIASMO OPORTUNO SALVA MUCHAS VIDAS
  Hola amiga(o) pensante. Ya debes haberte dado cuenta, de la condición en que te encuentras cuando deseas sentirte bien. Cuando deseas tener un buen estado de ánimo, cuando no sientes entusiasmo para levantarte de la cama.
  El entusiasmo con el que se levante un pensante en la mañana, anuncia que también va a pasar el día. Y no solo presagia un día lleno de fastidio, aburrimiento, enojos, desesperanza, problemas en general; esos malos ratos se van a convertir en realidad. Eso es lo que va a vivir emocional y espiritualmente.
   Antes de levantarse de la cama, el pesante echa un vistazo a sus compromisos o tareas, pero aquellos que en este momento están obligados a permanecer en casa y no pueden salir a sus trabajos, se encuentran desubicados. No ven nada que hacer que les cause ese entusiasmo cuya energía hace desaparecer flojeras, cansancios o desánimos.
   La sociedad actual se ha visto en la necesidad de vender motivación. Se creó la profesión de motivador y la de “influencer” para intentar inyectarles a los pensantes una energía de entusiasmo que ellos por su cuenta no pueden producir.
  Esta es una de las razones principales por la que se tienen que usar las redes en esta pandemia para “entusiasmar” a la gente y no terminen lanzándose por los balcones, o hagan de sus hogares un infierno o cometan actos imprudentes.
   Por lo general los pensantes no saben y no pueden levantar su ánimo, no saben y no pueden motivarse, no saben y no pueden desaparecer el decaimiento que padecen.
  Si padeces de esta falla, y no puedes evitar pasar el día en total aburrimiento, fastidio, desganado o sin entusiasmo o motivación para pasar un día tranquilo, que ni te des cuenta del paso del tiempo; entonces, estás muy mal con tu control.
  Estás muy mal con el control del acto de pensar, estás muy mal en la producción de pensamientos, estás muy mal en el control de tus emociones, y paremos de contar las malas consecuencias que se derivan del hecho de no poder controlarse. O no poder tener autocontrol.
  Si ese fuera el caso, déjame decirte que lo que padeces es de falta de pruebas. Es decir, has llegado a esa conclusión de que no puedes, demasiado rápido, con muy pocas evidencias o pruebas hechas por ti, para ver si esa incapacidad en verdad la padeces.
  Y te voy a decir algo más, no padeces de ninguna incapacidad. Si eres un adulto, vamos hacer una prueba usando el acto de pensar: “vas a producir pensamientos sexuales, o pensamientos de comidas que te gusten.
   Dedícale unos minutos a imaginar todo lo que se te ocurra que te gustaría experimentar usando uno de estos dos ítems, y me dices al final como está tu energía anímica. Comprueba como está tu entusiasmo, y me dices si sientes el aburrimiento, el fastidio, o experimentas falta de energía para moverte.
  Haz la prueba con otros ítems que te llamen la atención, y luego te levantas de la cama o de ese sofá, y me dices como te sientes.
  Has producido buena energía, te has motivado, te has entusiasmado, quizás por esos breves momentos que imaginabas, pero has logrado lo que pensabas que no podías hacer.
   Y si puedes producir energía buena o positiva por unos minutos, entonces sabes que puedes producir para más tiempo. Y sabes que la causa de esa llamada incapacidad para auto entusiasmarte o motivarte es tu falta de práctica por creer que no podías.
  A los pensantes les ocurre, que, porque fallen una vez, ya concluyen que son incapaces. No soportan uno, dos o tres fracasos, de inmediato emiten un decreto donde se declaran incapaces.
  Ahora se ha convertido en una ley, de que los pensantes necesitan ser motivados. Se ha hecho creer que esa es una facultad excepcional, una facultad de unos pocos privilegiados. Y resulta que es un engaño del que trata de venderte motivación.
   Un engaño que puede ser por ignorancia, acompañada de arrogancia y de la necesidad de ser centro de atención, líder o guía espiritual.
  Si algo hay que enseñar, es a que el pensante abra los ojos y se de cuenta que los tiene cerrados. Como carajo va a ver si no abre los ojos.
   Tu condición de pensante, depende de lo que opines o creas de ti. Eres producto de tus ideas o creencias, si quieres expandirte, si quieres cambiar tu manera de ser, tienes que cambiar los contenidos de tus pensamientos fundamentales. Esos pensamientos que sostienen y activan tu personalidad.
   Aprovecha esta cuarentena para que desarrolles el hábito de pensar por tu propia iniciativa. Que no sea el aburrimiento, que no sean los problemas, que no sea la necesidad la que te mueva a PENSAR.
  La libertad de pensamiento se pierde cuando te sientes obligado, impulsado, inducido a pensar reduciendo al mínimo tu iniciativa. Reduciendo al mínimo tu determinismo.
  Un determinismo que pueda romper las rutinas, las costumbres, los hábitos, lo que se debiera o no se debiera pensar.
   Eso es libertad de pensamientos. La sociedad tiene a los pensantes dedicados a pelear con los gobiernos, con las autoridades, con la familia, etc. Para sentirse libres de pensar los pensamientos que les dé la gana. Confunden los tratados, los acuerdos, las leyes, las constituciones con la libertad y autonomía que debe tener un pensante consigo mismo.
  Luego que eres libre de ti mismo, es que estás en condiciones de hacer tratados y acuerdos con otros pensantes, que se supone deben ser libres como tú.
  He dicho. Ha sido un placer. Buen provecho produciendo entusiasmo para ti y para compartir con tu familia y amigos. Nos vemos pensante.
   Autor: Emilio R. Fernandez Ramos.

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