EL DÍA DESPUÉS DEL CORONAVIRUS
GANADORES Y PERDEDORES SEGUIRÁN CONVIVIENDO
Hola amiga(o) pensante. Ser optimista acerca
de las consecuencias que dejara el paso del coronavirus, no es suficiente para reducir
los efectos negativos.
La
incertidumbre se extiende desde; ¿qué va a pasar dentro de unas horas, semanas,
meses y años venideros?
Lo que se está
haciendo en este momento para atacar y prevenir la pandemia, puede dar pistas
para hacer estimaciones, pero cada gobierno, cada cultura tiene sus costumbres
y han procedido de diferentes maneras.
Es un momento
donde las acciones individuales son contraproducente. Pero los gobiernos y las
personas así se están comportando, basados en sus propias creencias e
intereses.
Las promesas
de vacunas y curas para tratar de calmar la población, no le hace bien aquellos
que ya están contaminados, y a los miles que seguirán apareciendo, ya que esos
remedios que prometen están en un futuro que no se sabe cuando se tendrá.
Pedirle a una población que está viviendo de
cerca la mortandad, que se calme, que tenga paciencia, cuando se siente
arrastrado por la corriente y a poca distancia oye el retumbar de la cascada,
del agua golpeando las rocas con todo lo que va arrastrando, no es algo que para
estar optimista acerca de su futuro.
Sin embargo,
no se puede cerrar los ojos para no ver lo que acontece. Porque también puede
pasar una tabla de salvación o una buena oportunidad para minimizar los
impacto, y se pierde.
Es una
decisión que el pensante debe tomar, o se deja llevar con los ojos cerrados, a
que pase lo que pase; o se mantiene alerta, consciente de lo que sucede, por si
se le presenta una buena oportunidad y estar preparado para el día después del
coronavirus.
Es un hecho
que se esta en medio de una crisis de salud y cayendo encima las consecuencias
económicas que se están produciendo. Estamos mojados, no se puede salir de esa
regadera ni cerrar la válvula.
Es
recomendable tomar una decisión. Hay muchas maneras de no percibir la realidad
tal como es, tal como nos esta afectando. Cualquiera de estas maneras que
busque subestimar a la realidad que se vive, reduce las probabilidades de
sobrevivir sin traumas psíquicos, el día después del coronavirus.
Las
consecuencias psíquicas es el peor efecto que se puede producir, ya que pueden
quedar afectando el resto de la vida. Y por lo general, se acaba la pandemia, y
la persona no queda en condiciones de reemprender sus tareas con la misma
vitalidad o entusiasmo que antes.
Hay que
prepararse para los retos que hay que enfrentar cuando pase el huracán. Porque
de que va a pasar, va a pasar. Y cuando pase, hay que salir del sótano para ver
los daños que causó. Hay que salir del refugio mental, para encarar los daños.
Seria muy mala
idea que, por el miedo, quedarse atrapado en la mente y quedar imposibilitado
para mantener el control pensativo.
Y mira que es
difícil ayudar a un pensante a que recupere el control del acto de pensar para
que recupere la cordura. Créeme, es peor que pasar el contagio del coronavirus
y la debacle económica que se pueda sufrir.
Una de las
pocas personas que puede soportar la carga de un pensante trastornado hasta el
final, es una madre. Del resto, nadie quiere convivir con una persona que ha
perdido la cordura. Lo quieren, pero que permanezca lejos.
Esto que se
esta viviendo es para rato. La cosa no va a pasar, y va a volver a la
normalidad que ya conocías y a la que estabas programado.
Las
condiciones del juego van a cambiar, y los proyectos o planes tal cual como se
tenían, lo más seguro que habrá que reformularlos.
El día
después de la pandemia, el mundo no podrá seguir funcionando como lo venía
haciendo. Serán muy pocos los pensantes que después de esta experiencia, no
hagan cambios es su manera de ser.
¿Y qué vas
hacer tu para coordinar tus acciones rodeado de pensantes que han producido
nuevas ideas que van a modificar sus comportamientos?
Ideas que pueden
ser producto de reflexiones acerca de la experiencia vivida, o ideas producidas
como una reacción impulsiva, sin ningún análisis.
De cualquier
forma, los pensantes del planeta van a introducir cambios en su manera de ser.
Así que no se va a poder seguir siendo el mismo, habrá que adaptarse al nuevo
orden que se producirá al reacomodarse para continuar con la vida.
No podemos
dejar que solo piensen los de arriba, o los gigantes que mueven el sistema
global. Ellos ya están a salvo, sus fortunas están a salvo, esperando ese día
después del coronavirus, para recoger sus ganancias y posesionarse con mas
firmeza que antes.
Ser victima
material, es inevitable, pero si se llega a salir con vida, la idea es no ser
víctima espiritual o mental.
Solo tu puedes
evitar que tu mundo interior colapse o termine con serios daños. De tu estado
como pensante dependerá la recuperación material. Incluyendo reparar los daños
remanentes que ha sufrido el cuerpo si tuvo que pasar por la enfermedad.
Toda persona
contagiada que sobrevivió a la enfermedad, debe mantener atención en su
organismo, hay efectos remanentes de la misma enfermedad y de los tratamientos
que se están usando que no se conocen. Por lo menos de la enfermedad que es la
primera vez que un humano la sufre.
Seria
interesante saber que pasara en el futuro con los órganos más afecto; o si el
sistema inmune será capaz de impedir que repita. La ciencia tendrá que dar esas
respuestas, pero no creo que las diga ahora, si es que ya las tiene.
Un día después
de la pandemia del covid-19, el mundo y tu mundo serán otros. Piénsalo,
amiga(o).
Ha sido un
placer. Buen provecho con tu preparación anticipada. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio
R. Fernandez Ramos
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