EMOCIONES ENCRIPTADAS
LOS PENSAMIENTOS SON COMO LA COMIDA, SI QUIERES SABER COMO QUEDÓ, TIENES QUE PROBARLA.
Hola
amiga(o) pensante. ¿Acerca de que piensas?
El tema, asunto o cualquier cosa que pienses, se convierte en la base
usada para añadir los ingredientes que le darán sabor al contenido de los
pensamientos producidos.
Para el pensante descuidado, aquel que ha vivido una vida pensando lo
que se le “viene a la cabeza”, o lo que se siente impulsado a pensar; le echa
ingredientes a esa sopa a diestra y siniestra, sin ninguna reflexión. Y luego
quiere vomitar porque no soporta el mal sabor.
Pero
no le queda más remedio que ingerir sus pensamientos, estén como estén.
Estos pensantes se alimentan con pensamientos contaminados,
descompuestos y mal olientes.
Ellos los llaman pensamientos negativos. El mismo pensante prepara su
menjunje y luego anda buscando a quien o a que echarle la culpa por los
retorcijones de tripas que está padeciendo.
Pensar para producir pensamientos es un proceso donde el pensador usa
ingredientes que tiene en su despensa. Ya tiene una gran cantidad de ideas y
creencias con sus respectivas emociones y sentimientos encriptados.
Basta
que piense en “María”, y la furia le enciende las orejas. Basta que recuerde
aquel lugar de encuentros amorosos y el corazón empiece a corcovear.
Por
lo general, las personas se dan cuenta del tipo de contenido que ponen a sus
pensamientos cuando lo que están sintiendo o experimentando es tan fuerte que
les llama la atención.
Del resto, pueden pasar minutos y horas pensando paja por distracción o
porque ya perdieron el control del acto de pensar, y andan hablando solos
dentro de su cabeza o en voz alta.
Si
quieres probar que tienes emociones y sentimientos ya encriptados, programados,
conectados a temas o asuntos, revisa estos temas; pareja, sexo, hijos, mamá,
papá, dinero, etc. Cada quien tiene una larga lista de ítems con sus
respectivas emociones encriptadas.
Se
convierte en un problema cuando estos contenidos interfieren en el acto de
pensar y el pensante no puede apartarlos para hacer sus reflexiones de manera
objetiva.
A
muchas personas se les conoce por esa manera de ser que se sale de lo aceptable
o normal. Son comportamientos crónicos que, aunque les esté haciendo daño o
causándoles problemas de convivencia, no tienen control sobre ellos.
La
mente es como un detector de metales, tan pronto recibe la señal se enciende la
alarma. El pensante asustado trata de apagar la alarma, o con desespero intenta
no pensar más en ese asunto, pero seguirá fracasando, si no resuelve su
problema de autocontrol.
Pensador
es el que piensa. Se supone que cuando lo desea, toma la iniciativa sin que
algo se lo impida y nada interfiere en su acto de pensar.
Hay
ambientes exteriores más cómodos que otros para sentarse a pensar, pero cuantas
personas van por entre el bullicio de la calle pegados de sus pantallas
mentales viendo toda clase de películas y nada les perturba:
Así que no hay excusas para dedicarle algo de tiempo al control de la
actividad pensativa.
Y
volverán a preguntar: ¿por qué el control del acto de pensar y no concentrarse
en el tema o lo que se esté pensando?
Si
en el primer intento por cambiarse de tema, se vuelve a caer a pensar el mismo
asunto; hay que reconocer que es problema de control del acto de pensar.
Aquellas
personas que vienen a darse cuenta por lo mal que se están sintiendo; bien sea
emocionalmente, o estados de intranquilidad, desespero, angustia, etc. Su
situación con el autocontrol ha empeorado, al punto que ya la mente no les deja
ni ver lo que está computando para él.
La
mente recibió las señales y usa el contenido de pensamientos con las
encriptaciones que el mismo pensante consideró como el significado que debían
tener.
Una
vez les comparé el acto de pensar con el acto de cocinar. Si recuerdan les
hablé de los chefs, especialistas en la combinación de ingredientes para
preparar exquisiteces.
Todos podemos pensar, es decir, por poder pensar no hay que preocuparse,
eso es espontaneo. Pero la preparación de los pensamientos, que son los algoritmos
que usa la mente para llevar a cabo su tarea, requiere atención especial.
La educación, la transmisión de información o
conocimientos para ser procesado, es el medio expedito para hacer llegar
información a los pensantes recién llegados a este mundo, de modo que produzcan
pensamientos de calidad.
Si
existen falla en el sistema educativo convencional, no significa que la
educación no tenga esa importancia vital para un pensante que desea mejorar la
calidad de sus pensamientos.
No
importa el medio que use un pensante para educarse, la eficiencia producto de
esa educación, va a depender del control que tenga del acto de pensar.
La
energía que activa la humanidad, y que la está moviendo del modo que lo hace, proviene
de los contenidos de ese cúmulo de pensamientos que producen sus integrantes.
La
guerra, la paz, las crisis en todos los ámbitos sociales, muestran la calidad
de los pensamientos que prevalecen con mayor fuerza en ese movimiento.
Ustedes dirán si vamos por buen camino. O por lo menos; si sus propias
vidas van por buen camino.
Ha
sido un placer: Buen provecho cocinando pensamientos. Nos vemos pensantes.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
Comentarios
Publicar un comentario