LA RESISTENCIA AL ESTRÉS SOMETIDA A PRUEBA
LAS REPLICAS PRODUCIDAS POR LA PANDEMIA PUEDEN TERMINAR DESTROZANDO LOS NERVIOS
Hola amiga(o) pensante. La estabilidad emocional se produce, no es un
estado que llega solo. Esperar a que todo se calme dentro de ti, es la actitud
que hace crónica las condiciones indeseables.
El
recrudecimiento de la pandemia y la serie de contradicciones con la campaña de
vacunación, que sufre el común de los ciudadanos, pone de nuevo a prueba la
resistencia psicológica.
El
alivio que se había logrado de la presión estresante, desapareció. Vuelve la
presión a la carga y se exacerban las fallas emocionales.
Por lo general, los pensantes no acostumbran a conocer y ser prácticos
en algún método o procedimiento para recobrar la paz y la tranquilidad
interior. Como dicen con otras palabras, a controlar sus nervios.
No
cuentan con alguna herramienta para tranquilizar su mente y recobrar el control
del acto de pensar.
Muchos
leen este y otros buenos artículos con contenidos valiosos que explican lo que
deben hacer para evitar caer en estados alterado o depresivos, o si ya se
encuentran atrapados. Pero no, no lo han ejercitado hasta dominar la técnica. Disfrutaron
el tema porque les atrae, pero de ahí a dedicar algo de tiempo para ejercitarse,
eso no lo hacen.
“Nadie
sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Está generalizada la expresión, pero sí
le cae a muchos que se percatan del valor que tiene la tranquilidad, la paz
interior o mantenerse en un estado de ánimo o emocional agradable, después que
lo pierden.
Lo grave no es que lo pierdan, es el hecho que no saben o no han ganado
la habilidad para recuperar la estabilidad emocional.
Ya
es lugar común repetir que el sistema inmunológico se ve afectado por el estado
emocional en el que se encuentre la persona.
Es
posible que a pesar de todos los cuidados ocurra un contagio con el virus. ¿Puede
ese pensante mantener la serenidad, la calma o la mejor actitud para no ser cómplice
del letal virus y ayudarlo a matar el cuerpo?
Si
alguien está en verdad desamparado, es aquel que no puede usar su psiquis para
ayudarse cuando está pasando por difíciles situaciones.
Aquel
pensante que cuenta con él mismo, todas las ayudas que vienen de afuera
aumentan las probabilidades de éxito.
Dudo mucho que no haya un adulto que no tenga la experiencia de ver a
alguien descontrolado por estar pasando por una enfermedad mortal.
Bajo ese descontrol, esa persona parece que no oye o no entiende, pero
la verdad es que, si entiende lo que le dicen, pero no puede hacer nada para
mantener la calma. En el siglo pasado era normal darle una fuerte bofetada para
ayudarlo a que saliera de ese estado de pánico, y que estallara en llanto donde
podía ser conducido sin hacer resistencia.
El
pensante que es excesivamente nervioso está obligado a ser en extremo cuidadoso
para no contagiarse. Es una de las cosas que puede hacer sin poner excusas.
La
crítica situación social es el tema de todos los días, la espera por salir de
la pandemia y sus consecuencias se alarga y surgen nuevos factores
preocupantes, así que no es tarde para prepararse en alguna práctica que
permita lograr la calma interior.
La
meditación es un método antiquísimo y muy popular, y se hace más fácil confiar
en sus resultados que en las técnicas que un desconocido como yo les ha
explicado.
Encuentren una de las distintas formas de meditar que les permita
empezar a encarar su descontrol emocional, o para fortalecerlo.
Quedarse
a ver qué sucede el día que se enferme, o cómo se comportan los nervios, es una
actitud que puede conducir al arrepentimiento.
Ha sido un placer. Buen provecho con tu cuidado. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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