ME QUEDÉ CON LA REINA
POEMA
¿Enamorarla o no enamorarla? Mi corazón, la razón y yo pasamos por ese
dilema. La razón cedió a los argumentos del corazón, debido que le recordó una
de sus verdades favoritas. “No rendirse sin haberlo intentado”. Unidos, sentimientos
e inteligencia, nos sentamos ante un tablero de ajedrez, teniendo como oponente
una mujer de reconocida inteligencia y gran control de sus sentimientos. Son
muchos los competidores que no lograron coronar su rey, por la fría y calculada
estrategia de la deslumbrante Reyna, que es implacable con aquellos que no
logran superar sus defensas. Durante el juego; un instintivo corazón proponiendo
los movimientos a efectuar y una mente desarrollando las acciones para construir
un castillo de ensueño donde a ella le provoque reinar, fue el objetivo. El
ardid dio sus frutos, no sin antes aniquilar mis mejores piezas, pero logré
coronar un peón con el juego casi perdido. Sus mejillas se ruborizaron, su
actitud desafiante dio paso a una mirada arrebatadora y para mí fue intencional,
dejar que la capturara y le diera jaque mate al rey de su razón que defendía.
Si vieran ustedes ahora a mi henchido corazón cuando esos labios carnosos de mi
reina se abren para decirme; “te amo, eres el amor de mi vida”. Por primera vez
mi mente reconoció, que sus frías razones de vez en cuando necesitan del lúdico
enamoramiento, dejarse llevar por el vuelo de una sonrisa sin preocuparse a que
se debe, o levantar las velas del más puro sentimiento para dejarse llevar por
las corrientes a la deriva, con la posibilidad de llegar a los predios, donde
la madre naturaleza ha construido un paraíso con ladrillos de amor decorados
con sueños, o aunque resulte en una aventura sin éxito. Aquí está mi reina,
acurrucada en mi regazo, tamborileando sus dedos en mi pecho, disfrutando de un
placer que su corazón no maginaba. Y está oyendo lo que les estoy contando, y
me abraza tan apasionada que tengo que interrumpir mi historia de amor, para
entregarme al llamado de quien ahora es mi reina.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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