¿DESPRECIAS TU MENTE POR UN TELÉFONO INTELIGENTE?
REFLEXIONANDO SE VIVE MEJOR
Hola amiga(o) pensante. Amanecer haciendo
cola frente a un centro comercial para comprar el último teléfono inteligente,
o dejar de comer o pagar el alquiler para tener uno; demuestra que tan
invertido tiene el ser humano el orden de importancia entre su teléfono y su
mente.
Ese sacrificio no lo hace por su mente. Lleva
en las manos una mente portátil que tiene que ser actualizado permanentemente.
Y le demuestra que se pueden crear nuevas aplicaciones fantásticas, nuevos
algoritmos que pueden automatizar funciones para tener respuestas precisas.
Pero prefiere que el cerebro se le atrofie por falta de uso, a que le roben o
pierda el teléfono.
Para una actividad pensativa eficiente y en
continuo desarrollo, también requiere de nuevos algoritmos, y de nuevas
aplicaciones para poder procesar toda esta información novedosa que está
ocurriendo en el planeta. Por ejemplo, la pandemia sorprendió a las mentes más
brillantes del planeta y los puso en carreras a tener que usar la mente. Los
obligó a pensar.
La realidad de lo que ocurre a nuestro
alrededor y la coyuntura que se forma para la experiencia de cada uno de
nosotros, siempre, siempre es nueva. Eso de quejarse con: “siempre me pasa lo
mismo”. Es la demostración más clara de tener una mente con programas
obsoletos.
Posiblemente programas copiados de los
padres y estos lo copiaron de los abuelos.
La
ineficiencia, la baja productividad en los objetivos que se están trabajando,
es evidencia muy clara de que la data mental, los patrones de comportamientos,
los métodos confiables que se usan en cada situación parecida, son obsoletos.
La personalidad es el resultado de toda la
estructura psicológica que hemos desarrollado. Aquel que no puede actualizar su
mente, no puede actualizar su personalidad.
Siempre va a vivir quejándose de que no puede
hacer nada por sus problemas psicológicos, y aunque no se queje, vivirá sobre
un estado depresivo que ni se enterará que habita en ese pantano. Y esa es la
razón de no poder mantener un estado de ánimo estable. Cuando menos lo espera
está enterrado de cabeza en el fango.
Si hace falta que te preguntes: ¿qué es más
importante; el teléfono o la mente? Hágalo rápido.
No pierda ni un segundo para hacerlo. A ver
si ocurre el milagro y agarra, aunque sea el 10% del tiempo que le dedica al teléfono
para actualizar su mente
Y si no sabe cómo hacerlo. Vuelva a leer
algunas de las entradas de las tantas que aquí he publicado que pueda ser que
ahora si use los datos. O si no corra a donde cualquier experto, pero asegúrese
que estadísticamente los resultados de sus métodos son positivos en más del
85%. No es suficiente con el testimonio de una sola persona.
He puesto mi correo muchas veces desde hace
años por si alguien quisiera conversar acerca de lo que he escrito. Pero se ve
que mis lectores son buenos pensantes.
Ha sido un placer. Buen provecho con las
nuevas aplicaciones que has instalado en tu mente. Nos vemos pensantes.
Autor. Emilio R. Fernández Ramos
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