ERA FELIZ HASTA QUE EMPEZÓ A PENSAR


REFLEXIONANDO SE VIVE MEJOR. 

  La paz y felicidad que se experimentó en esos años de infancia no tiene comparación, y mucho menos al compararlos con quien te has convertido ahora. Se supone que en la medida que se podía procesar mayor cantidad de datos, con el paso de los años esa alegría, ese entusiasmo por la vida se iba a incrementar. Y mira los resultados. ¿Disfrutas la vida desde que te despiertas en la mañana hasta la noche que te quedas dormido más que antes?

  Algo pasó con el acto de pensar y la calidad de los pensamientos producidos. Lo que se observa: los pensamientos atormentando a quien los crea, las emociones revolcando por el piso a los pensadores; y el desorden mental necesitando un mecánico que le apreté las tuercas.

  Aquellos que se santiguan para no sufrir una crisis psicológica como le ocurre a sus amigos y vecinos; les voy a decir un secreto, pero no se lo digan a nadie. “Se duerme con el enemigo.” ¿Y saben quién es? Ese que llamas “Yo mismo”.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos   

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