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Mostrando las entradas de julio, 2024

CONFÍA EN TU AMOR

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PROSAS No se puede sentir lo que no esté acorde con lo que se piensa. El que finge sentir amor, finge que piensa de esa manera. El amor desenmascara a los mentirosos y mentirosas por muy buenas que seas sus actuaciones. Sin embargo, los que están enamorados, confían tanto en el amor que sienten por esa persona, que lo envuelven en una capa inmaculada que les santifica todos sus actos. Los enamorados se ciegan a sí mismo y culpan al amor de ser ciego. Sigue confiando en tu amor. Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

¡SE QUEMAN LAS EMOCIONES!

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    PROSAS El desahogo, es un alivio temporal que debe ser aprovechado para apagar ese fuego infernal que nos tiene martirizado. Un estallido de llanto,  un estallido de furia, vociferar groserías y maldiciones, puede evitar una explosión de efectos muchos mayores. Pero si el fuego que hay adentro todavía sigue encendido, la emoción vuelve a producirse, y para evitar morirse, se repite la erupción. Estas sucesivas erupciones emocionales, poco a poco llenan de dolor e infelicidad  la vida, y las manos criminales; esas manos enemigas, es nuestra propia incapacidad, para apagarle el fuego a la cocina. Se queman las emociones por nuestra propia decidía. Autor: Emilio R. Fernández Ramos 

¡CUIDADO CON LO QUE SE SABE!

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    PROSAS VERDADERAS Hay que tener cuidado con lo que se sabe. En las primeras etapas de mi infancia, por alguna razón llegue a la conclusión de saber que había cosas que no podía hacer, sin probar si podía o no. Este saber se comporta como una verdadera creencia: que es aquello que se sabe cómo verdad y que uno considera que no hace falta comprobarlo. Estas primeras etapas de mi vida fueron muy duras, sufrí mucho. Me encontré que aparte de las cosas que ya sabía que no podía hacer, las cosas nuevas por hacer que aparecían en mi camino, la primera impresión que recibía era; “no puedo”. El saber que no podía, se comenzó a convertir en un saber que inundó toda mi incipiente personalidad. Lleno de miedos, dudas, inseguridades y la autoestima desvalorizada, sentí que me estaba asfixiando con mi propia mierda. Era mía esa verdad, así que me dediqué a limpiar ese excremento que inundaba mi mente. Y pude a tiempo, guiar con mis propias manos mi destino, hasta el día de hoy. Autor: Emilio