LA FUERZA DE VOLUNTAD ESTÁ A TU DISPOSICIÓN
YA CONOCES COMO ANDAS CON TU ATENCIÓN, CORRIGE Y MEJORA SU CONTROL Y CAMBIA TU VIDA.
Hola
amiga(o) pensante. Por lo visto, has tenido suficiente tiempo para ponerle
atención a tu atención y observar que tanta voluntad tienes sobre tus intenciones.
Si ya
has hecho un diagnóstico de tu condición, lo recomendable es que empieces a
trabajar o a ejercitarte en el control de tu atención.
El
enfoque o la concentración de un pensante es determinante en su desarrollo
personal. El estudio, la inteligencia, la capacidad cognitiva, están íntimamente
relacionada con el control de la atención. La atención es como el timón del
barco, sin ella no se puede mantener el rumbo que se desea.
Hay
quienes piensan que la atención sale del cuerpo y se proyecta con los ojos, los
oídos o el tacto. Pero como puedes comprobar, el organismo es un receptor de
señales que procesa sin que el pensante le preste atención.
Ese
pensante, ajeno a la materia orgánica, produce su atención como medio para
crear consciencia de vida. Es decir, está vivo en la medida que esté
produciendo esa consciencia.
Todo
lo que siente y padece un pensante; toda su realidad la produce con el uso de
la atención. Aquello en lo que no tiene atención, en ese momento no existe para
él. En otras palabras, no hay consciencia de eso en ese momento.
Oye
y lee bien: “no existe para él”, pero puede ser un hecho que para otros existe
y es real en ese momento. Haz la prueba, recuerda algo agradable o desagradable
y ponle de nuevo atención al hecho. Observa cómo se vuelve a hacer real, al
punto que lo puedes sentir como si estuviera sucediendo ahora mismo.
Observa
como el dolor o el malestar desaparece o se aminora cuando algo de impacto sucede
a tu alrededor y te atrae la atención. Te obliga a quitar la atención del
malestar y en ese momento no lo sientes. Lo cual no quiere decir que el dolor
físico dejó de existir para el cuerpo en ese momento.
La
atención es como una extensión de ti, donde está ella estas tú. Pero esta
atención puede estar regada por muchas cosas, o fija en algo que no se puede
despegar. En esa misma condición se encuentra el pensante; regado o pegado.
Imposibilitado para producir la realidad que quiere o desea experimentar, vivir
o sentir.
La
atención funciona en cierto modo como la luz solar cuando usamos una lupa para
concentrar esa luz. De niño usábamos una lupa para encender un papel o para
mostrarle a un amigo como esos mismos inofensivos rayos de sol se podían usar
para quemar la piel.
El
poder que genera la concentración de la luz, es similar al poder que genera la concentración
de la atención.
Una
vez que el pensante rehabilite el control de su atención, la energía que
produce, su intención o fuerza de voluntad, se ven forzada a canalizarse por la
dirección que imponga con su atención.
Primero
miras y después disparas. Y para permanecer disparando a un objetivo, debes
permanecer observándolo, manteniendo tu atención en él. En otras palabras,
concentrado.
Aquel
pensante que, en su diagnóstico, reconoce que tiene una débil voluntad, o su
intención para lograr algo no la puede mantener; comience trabajando con su
atención.
Para
ejercitar la atención use cualquiera de los canales físicos, vista, oído,
tacto, etc. Decida cuando ponerla en algo y cuando quitarla. La repetición es
fundamental en todo entrenamiento, así que repita el ejercicio hasta que vea
progreso.
Es fácil
darse cuenta cuando la atención no le obedece. Aunque es mejor decirte; cuando tú
mismo no te controlas y te sales del ejercicio a ponerle atención a
pensamientos, recuerdos o a otra cosa que se te venga a la mente.
Hay
quienes necesitan ayuda para que lo supervisen mientras se ejercita, fuera
bueno encontrar a alguien que comparta la teoría y ayudarse mutuamente. Pero si
no la hay, nada debe detener a un pensante decidido a ser o estar mejor de lo
que está.
Ha sido un placer. Buen provecho con el
control de tu atención. Nos vemos pensante.
Autor:
Emilio R. Fernandez Ramos
Correo:
emiliofernandezr@hotmail.com
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