LAS MORTALES DEBILIDADES DE UN PENSANTE

 CUANDO NO HAY VOLUNTAD SOBRE LA VOLUNTAD, NI ATENCIÓN SOBRE LA ATENCIÓN.

     Hola amiga(o) pensante. Por aquí por estos lares, algunos problemas con la laptop que me tienen impedido para hacer mi trabajo. Por lo demás, toreando las embestidas de la compleja crisis muy particular que se está viviendo en Venezuela.

     Y yendo a lo nuestro; ¿has observado en que anda tu atención? Si lo has hecho, debes haberte dado cuenta en que andas tú como pensante. Debes haberte dado cuenta que realidad has estado produciendo y como consecuencia que has estado experimentando y sintiendo todos estos días.

  Acostúmbrate a supervisar tu actividad pensativa, prestando atención a tu atención. Es la mejor manera de entender lo que esté ocurriendo dentro de ti.

   Puedes observar como los pensantes se comportan como tontos, preguntándose; ¿no sé lo que me pasa, me siento triste, me siento raro, sin ánimo, deprimido, etc.?

   Esa dificultad se les presenta, porque solo observan lo que están sintiendo. Es decir, solo observan los efectos, y esa es la razón por la que se encuentran impedidos de hacer algo para remediar la situación anímica o emocional que está pasando.

   La falta de entendimiento al querer saber que está sucediendo en uno, es producto del mal procedimiento para saber que sucede. Esta habitual manera de dejarse llevar por los efectos o lo que se está sintiendo o experimentando, conduce a producir ideas erradas.

    Es decir, a hacer suposiciones, y en base a esas consideraciones es que el pensante busca resolver su situación emocional, y por supuesto que siempre fracasa en ayudarse.

     La recuperación de la consciencia perdida, o el deseo de desarrollarla aún más, solo es posible si el pensante se dedica a trabajar en el control de su atención. En otras palabras, trabajar con la atención es trabajar para mejorar el autocontrol.

   La humanidad está sometida a un permanente acoso para que pierda voluntad sobre su atención. La única manera de salvarse de ese permanente influjo, es irse a un planeta deshabitado, o internarse en una caverna y no salir de ella por el resto de nuestra vida.

   Así que no tienes otra opción que cuidar de tu atención, prestándole atención. Dedicándole algo de tiempo para ver como andas como pensante libre y auto determinado.

   La meditación te exige que uses tu atención y cada vez que meditas, estás ejercitando control. De igual manera en el ejercicio del control de la actividad pensativa que llamé; “Haciendo Nada”.

   Pero no necesitas ninguna de estas prácticas si es que no te convencen. Basta que en todas tus actividades cotidianas le prestes atención a tu atención y no permitas que permanezca en asuntos que no te interesa o que sea atraída a asuntos que sabes no te benefician en nada.

   La respuesta a todos esos pensantes que se preguntan; ¿y cómo hago para ayudarme psicológicamente? Es esta. Presta atención a tu atención y empieza a intervenir para recuperar su control.

   Los pensantes tienen el mal hábito de hacer conclusiones acerca de sus males o dificultades psicológicas, basados en que tan mal se sienten, o la magnitud de los problemas o dificultades que le causa. Es decir, mientras más dolor le cause o peor sean los efectos emocionales, la solución a su problema tiene que ser algo muy complejo, o muy difícil. Así que si se le muestra una solución que no tenga esas características de complejidad, está seguro que no lo va ayudar a quitarse ese problema que tanto lo afecta.

   Por lo general no lo usa, porque no cree que algo tan sencillo lo cure de un problema tan fuerte o tan doloroso.

   Además, existe una severa contradicción en la manera de pensar de estos enfermos. Consideran que necesitan un remedio fuerte, complejo, difícil, pero que los cure en una sola dosis, o con una sola vez que lo use. La impaciencia los mata o los vuelve locos primero que la enfermedad.

   Recuerden que les dije que la atención y la intención deben ser inseparables. ¿Lo recuerdan verdad?

   Bien, entonces ya conocen las razones de porque, la persona se da cuenta que no tiene control de su atención y no puede hacer nada para solucionar su problema. Tiene un bajo nivel para producir la energía que necesita para entrar en acción en ese asunto en particular que ha elegido. Es lo que se llama: “falta de voluntad”.

   Pero esa falla no significa que no sea capaz de producir energía o intención. Como consecuencia del mismo descontrol de su atención, la energía que está produciendo la desperdicia en las tonterías que está pensando o donde mantiene la atención fija.

   ¿Saben ustedes la cantidad de energía que produce un pensante para pasar toda la noche pensando la misma idiotez, o pasar ocho horas pegado a un teléfono mirando tonterías?

    Enorme cantidad de intención desperdiciada, que luego se convierte en hábito. Y a la hora que necesita por cuestiones de vida o muerte, de salud o enfermedad enfrentar una situación, no puede romper con ese hábito y se encuentra con que no tiene voluntad sobre su voluntad.

     En un pensante hay toda la voluntad o intención que necesita, existe toda la atención que le haga falta para enfocarse en sus asuntos, pero la vida lo ha entrenado para que no tenga voluntad sobre su voluntad, y no pueda tener control de su atención.

   No es que la vida sea la culpable, o los demás pensantes, tu entiendes lo que te quiero decir. No hay manera de escaparse de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos.

  No hay manera de que un pensante experimente una realidad que no la esté considerando, pensando o creyendo. Es tu vida.

   Ha sido un placer. Buen provecho con tu atención y tu intención. Nos vemos pensante.

   Autor: Emilio R. Fernández Ramos

   Correo: emiliofernandezr@hotmail.com

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