LA PÉRDIDA DE LA FE
LO QUE TIENES QUE HACER PARA DARLE FUERZA A LA FE.
Hola amiga(o) pensante. No cabe la menor duda que la vida terrenal no es
un paraíso donde se cumplen todos los deseos sin que se presente ninguna
dificultad.
Eso casi todo el mundo lo tiene claro, sin embargo, hay pensantes que no
soportan las dificultades. Y en lugar de ir de cara a enfrentar los obstáculos,
se arrodillan con las palmas de las manos haciendo contacto, a rogar por una
fuerza divina que le desaparezca el problema o a lamentarse de su mala suerte.
Sin fe o confianza en sí mismo, no hay fe para poner en otra cosa. La
calidad de los pensamientos de fe, dependen de la calidad del que lo piensa. Y
esa calidad del pensante, depende de lo que piense de el mismo.
Las opiniones que se tienen de uno mismo, en los distintos aspectos en
los que se desenvuelve, es la base donde se apoyan los pensamientos que se
proyectan como fe, o confianza para lograr objetivos.
Una persona con muy baja autoestima, la calidad efectiva de sus
pensamientos también es baja. Sus acciones carecen de una energía intencional
llena de fe y confianza.
La
imaginación de estas personas se desperdicia en soñar imposibles, en fantasear
hechos que nunca van a ocurrir en la realidad, pero les alivia imaginar los éxitos
de lo que desea con tanta vehemencia.
Mientras
ellos sueñan obteniendo sus triunfos, los pensantes con mejor opinión de sí
mismo, están usando la imaginación para encontrar las maneras de superar los obstáculos.
Hay
quienes tienen un concepto de positividad, o de ser positivo, de no pensar en
posibles problemas a la hora de entrar en acción para el logro de un objetivo.
Te llaman negativo, si les mencionas las dificultades que se te pueden
presentar en el proyecto.
Tener fe, es algo así; “actúa con los ojos cerrados”. No pierdas tiempo
tomando previsiones, o teniendo un plan B, por si se presenta la dificultad que
has considerado posible.
El
tiempo para que un ciclo de acción o logro de un objetivo se cumpla, puede ser
calculado, pero, aun así, debe dejarse un margen para hechos imprevistos que
son imposible de evitar.
Aunque
a las personas solo les importen los ciclos de su vida cotidiana, sus rutinas
siempre sufren algún contratiempo. De hecho, cuando los invade la monotonía,
desea que ocurra algo diferente. No quiere problemas, pero tampoco soporta hacer
siempre lo mismo sin que ocurra algo diferente.
Vivir la vida con sentido, es vivir en un constante enfrentamiento de
dificultades. Aunque sean los mismos ciclos de acción, resolver y resolver es
la actitud permanente.
¿Pero
a qué se debe el hecho que muchos pensantes no quieran saber de problemas, de obstáculos
o dificultades, o que su nivel de tolerancia sea muy bajo?
Esto ocurre por el deterioro gradual de su
autoestima. Es un proceso acumulativo de los efectos de fracasos y pérdidas,
los cuales no supo manejar.
El
problema de los problemas, son los efectos subjetivos negativos que produce la
misma persona.
En
su mundo interior estos se mantienen como problemas sin resolver. Aunque el
tiempo los haya sepultado en la profundidad de su mente, siguen siendo
problemas activos.
La
fe, la confianza, la certeza, se basan en el estado mental y espiritual en el que
se encuentra el pensante.
Su
estado psicológico es determinante en la calidad de los pensamientos que
produce.
Pero si quiere hacer algo por mejorar su estado psicológico, no puede
sentir que eso le ha ocurrido por causa del destino, por mala suerte, por
castigo, o por la maldad de otros.
Debe
reconocer que son sus propios pensamientos los que lo tienen de esa manera. Y
esos pensamientos los pensó él.
Una persona con una autoestima muy baja para lo que quiere emprender o
resolver, los pensamientos que va a producir son dudosos, inseguros, miedosos, etc.
Y lo más seguro es que se paralice, o que no accione como debe hacerlo.
La inseguridad, el miedo y la desconfianza
pueden desaparecer temporalmente cuando el pensante se pone en manos de otros o
camina acompañado.
Siente
que se fortalece cuando está con otros que considera ser más fuerte que él, pero
debiera aprovechar esa compañía o ese apoyo para recuperar su autoestima.
Todo
es posible, pero ese posible depende de la fe, la confianza o certeza que tenga
la persona.
Eleva tu autoestima y elevarás tu fortaleza en esos valores
fundamentales que pueden cambiar tu calidad de vida.
He
hecho muchas publicaciones hablando de lo que debes hacer para mejorar la
autoestima.
Ha
sido un placer. Buen provecho con tu fe. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
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