SIN SALUD NO HAY FELICIDAD
EL CONTROL DE LA ACTIVIDAD PENSATIVA EVITA QUE ENFERMES TU CUERPO.
Hola amiga(o) pensante. ¿Quién no quiere ser feliz? Nadie levanta la
mano. Aunque hay diferencias de lo que se considera que se necesita para ser
feliz, la salud no se puede descartar en ninguno de los casos.
Muchas de las enfermedades que llegan a
padecer las personas las pudo haber evitado. Y no puede decir que fue por falta
de información especializada; el internet le da acceso a lo novedoso en materia
de salud.
Sin
embargo, la búsqueda de la felicidad es un impulso indetenible. El bienestar o
los éxitos por los que se trabaja, se ponen amargos cuando el costo que pagó el
pensante fue el sacrificio de la salud.
Ejemplos
y biografías de famosos dan fe, que la felicidad sin salud, con la muerte a la
vuelta de la esquina esperando que la enfermedad lo mate, no es algo que se le
desee a nadie.
El cuerpo es fuerte, pero se vuelve frágil cuando el pensante lo trata
sin ninguna consideración, ignorando sus limitaciones y la influencia que tiene
sobre él.
Demostrado está que, cuando un pensante se empeña en lograr que su cuerpo
soporte más allá de los límites normales de resistencia o funcionamiento, para
sorpresa y admiración de muchos, el cuerpo responde.
No
es que haya que convertirse en faquir o fakir, para dormir en una cama con
clavos de puntas. Todo pensante puede subir y mantener elevado el nivel de
resistencia de su sistema inmunológico con su actitud o enfoque mental.
La
depresión, o el estrés producto de la crisis social; una vida familiar
conflictiva, un temperamento discordante, hábitos o vicios que se saben dañan
la salud física; no solo ponen en peligro la salud, son muestras de la
infelicidad que se padece.
Nadie
nace para ser feliz o infeliz. La felicidad es un estado psicológico muy
personal. Es una realidad muy subjetiva, aunque las señales de felicidad que
irradie la persona se puedan ver a la distancia.
Ver un niño feliz en cualquier estrato de la sociedad, muestra que no
hay diferencia en las señales que emiten por lo que sucede en su interior. Y el
factor común, la salud está en un rango de normalidad que no les interrumpe el
disfrute.
Muchos pierden la felicidad por cosas materiales y situaciones adversas
o conflictivas en su desenvolvimiento familiar y social; y hay quienes no se
apuran en resolver su situación, o esperan que algo suceda que ponga la
situación a su favor. Y mientras tanto, todo el peso recae en la salud física.
El
estado psicológico de la persona es lo fundamental. La autosuficiencia o la
capacidad para mantener la paz interior a pesar de estar pasando por severas
dificultades, es una habilidad que se logra mediante la práctica.
Es
una habilidad que, si se le presta atención, se puede desarrollar mientras se
está inmerso en las circunstancias del diario vivir.
No
importa en qué condiciones el pensante se encuentre en este momento, no puede
detener la vida para dedicarse a ganar la habilidad para mantener un mundo
interior apto para disfrutar los muchísimos momentos que desperdicia por sus
malas condiciones psicológicas. Debe empezar ahora.
Para que compruebes cuál es tu disponibilidad para ser feliz; observa
cuantos ítems pones al responder la pregunta; ¿Qué necesito para ser feliz?
Aunque
tu respuesta sea un solo ítems; ya es un indicador de peligro.
La
felicidad es un estado; es una condición emocional, y ya hemos estudiado que el
pensante los produce de dos maneras: a) por efecto de las circunstancias y b)
por voluntad o iniciativa propia.
En
una sociedad donde las circunstancias adversas las tenemos 3 a 1, sobrevivir
con un alto grado de felicidad se vuelve imposible para aquellos de bajo o débil
control del acto de pensar.
Esta debilidad causa que la salud permanezca en constante amenaza.
Ejercita el control del acto de pensar y tendrás más oportunidad de hacer realidad
los sueños de ser feliz.
Ha
sido un placer. Buen provecho con la salud. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
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