EL MIEDO Y LA EVASIÓN
EL VALOR SE RECUPERA PERDIENDO EL MIEDO
Hola amiga(o)
pensante. Hay quienes parece que la espera no los desespera. Ellos esperan que
las cosas cambien a su favor, así de sencillo. Con esa esperanza pueden ver
como se les deteriora la salud física y mental y no mueven un dedo hasta que ya
no soportan los dolores y malestares.
De estos expertos
esperadores hay quienes viajan en retroceso. Es decir, esperan que el tiempo
les sane las heridas y les cure los efectos psicológicos tormentosos causados
por hechos pasados.
El olvido o
“distracción”, es otra forma de evasión muy usada para NO prestar atención a la
presencia de asuntos sin resolver, o cuyos efectos negativos dislocan las
funciones de la mente.
Encarar, o dar la
cara a problemas o asuntos de fuerte impacto, requiere de valor. Lo contrario
de valor es el miedo. El miedo es un padecimiento que desestabiliza la cordura.
Una persona en
miedo, terror o pánico, está fuera de control y su actividad pensativa
prácticamente es nula. No puede producir ideas, la parálisis mental lo puede
paralizar físicamente o hacerlo correr como loco sin ver los peligros.
La ayuda
psicológica para quienes les diagnostican enfermedades reconocidas como
mortales es una prioridad, en vista de que el miedo ha alcanzado niveles de
descontrol, que puede causar que la persona sucumba más por los efectos del
miedo seguido de depresión, que por la enfermedad.
Pero todo se
origina por esa actitud de espera que comienza con la tolerancia de la persona
al asunto o problema. Es decir, me duele, me molesta, pero no es para tanto.
Puedo hacer mis tareas o trabajo y a la vez soportar el asunto.
Y poco a poco está
socavando el piso que lo sostiene de pie. A corto, mediano o largo plazo, según
sigan sucediendo las cosas, ¡CATAPLUM! Ocurre el deslave.
Ahora si están en
emergencia; llamen la ambulancia. Ahora si quieren ayuda urgente. Y a veces los
doctores se quitan los guantes y les dicen a los familiares; “lo trajeron
demasiado tarde”.
Evadir los hechos
que están en curso, o hechos que ya han causado una fuerte impresión mental, es
encerrarse en una tumba de sufrimiento estando vivo.
Evaden para no
sufrir, pero sufren más por no dar la cara.
Los hechos, los
acontecimientos, o las circunstancias, buenas o malas, van a seguir sucediendo;
no hay manera de evitarlo. Si no, ¿de que otra manera se puede vivir la vida?
El miedo se
acumula. Es como un lago al que desbocan distintos afluentes de miedo.
Dale la cara a tu
miedo. Enumera cuantas cosas les tienes miedo y en que intensidad. Ayúdate
observando las cosas que dejas para después por no querer darle la cara en ese
momento, y si se la das, sientes que vas temblando.
El valor se gana
perdiendo el miedo. Desde niño nos han ayudado a perder el valor metiéndonos miedo,
y aunque se han superado algunos puntos, ya hemos debilitado el valor, y tiende
a quebrarse cuando la cosa se pone sería.
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