LO PEOR QUE TE PUEDE PASAR

  


NO ESPERES TENER QUE PARAR LAS ACTIVIDADES POR PROBLEMAS FÍSICOS O MENTALES

Hola amiga(o) pensante. Lo peor que le puede pasar a alguien en estos tiempos tan difíciles, es que su mundo interno esté hecho un desastre.

Ya es suficiente con vivir en una sociedad impredecible y en permanente caos.

Hay quienes están empeñados en luchar contra las circunstancias externas descuidando sus condiciones internas. Consideran que su mundo interior se colmará de felicidad cuando venzan las dificultades externas y obtengan los beneficios materiales con la que tanto sueñan. O lo que es peor, “el tiempo lo cura todo”.

Siempre hay unos pocos que logran aumentar sus ingresos y propiedades, pero muy pocos quedan en condiciones de disfrutar sus éxitos.

La terquedad del ser humano lo lleva a un punto de irracionalidad, que a pesar de vivir la experiencia, siguen sin importarles la salud física y mental.

La gran pandemia de la humanidad que no se ha resuelto es el llamado “estrés”. Una condición que es la suma de varios factores internos que el pensante no sabe o no se ocupa de gestionar, debido a que considera que son efectos implícitos en toda actividad humana.

Ya es natural estresarse, y como se ha concluido erróneamente que el estrés se produce por causas externas, la solución también se encuentra fuera del individuo.  

Sentirse mal o tener alguna alteración psicológica o emocional que trastorne el ambiente interior de la persona se ha vuelto tan cotidiano, que ocurre un proceso de adaptación para desenvolverse con esos permanentes malestares.

Háganse una revisión interna, ¿hay paz y tranquilidad mental? ¿Hasta qué punto soportas los malestares físicos?    

Sabemos que la humanidad se desenvuelve a un ritmo más rápido: tan rápido que tenemos comidas rápidas, atención rápida en todo tipo de servicios, y rapidez hasta para dormir; y esto ha implicado que mientras se están moviendo también deben recibir atención médica para lo físico y psicológico.

Nadie quiere detenerse; pararse unos días empeora la situación en la que se vive. Los minutos libres están comprometidos con las redes.

Pero vivir la vida de esa manera pasa facturas y quieran o no van a tener que pararse. Van a tener que dejar pendiente todos sus compromisos u obligaciones, cuando el cuerpo y la mente ya no se pueden soportar.

Aquel que no se ocupa de atender sus condiciones internas, llegará un momento que no se soportará a sí mismo.

Un minuto en soledad, sintiendo el desorden dentro de su cabeza es imposible. Pedirá a gritos que lo duerman, lo dopen, lo anestesien o correrá a buscar aguardiente o a drogarse.

Hay quienes dicen vivir por sus hijos, por sus padres, por sus parejas, pero mientras tanto se están dejando morir. O con más frecuencia, enfermarse de tal manera que se convierten en una carga o más problemas para quienes dicen vivir.

El orden para vivir la vida como tiene que ser; es cuidar primero la vida fisiológica, la psicológica y la espiritual y luego en último lugar la vida social.

Pero cada quien tiene el derecho de vivir su vida en el orden que le dé la gana. Y yo no me meto en eso.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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