EL DESTINO DE UNA FLOR


PROSAS

No todas las flores conocen su destino.

Sin querer, oí las reflexiones de una flor rebelde antes de ser cortada. Les decía a las otras:

Ayer dejé de ser un capullo como muchas de ustedes. Nuestras plantas madre se llenan de orgullo por nuestros destinos y nos recomiendan poses exhibicionistas: mostrar vanidad, arrogancia y osadía para ser la que robe todas las miradas.

Impedidas de mostrar nuestra identidad natural, solo somos un símbolo, un gesto de amor que será utilizado por aquel que nos elija.

En mis sueños de retoño, oí un ave de plumas blancas posada en mi rama. Quizás por compasión, me describió el futuro que nos espera.

Cuando nuestra belleza se consuma, iremos sin misericordia al cesto de basura, malolientes y despreciadas… O moriremos en la inclemencia del clima cuando todos abandonen la tumba del difunto o el símbolo patrio.

En la memoria de quien haga la ofrenda o nos regale, solo quedará la impresión que causamos.
En la memoria de quienes nos exhiban, solo habrá pensamientos para quien hizo el gesto amoroso usándonos a nosotras.
Y en nuestra propia memoria... quedará la certeza de haber sido usadas.

El ave blanca me recomendó que les dijera:

"Cuando sus vidas se apaguen y sus pétalos se marchiten, no bajen la cabeza por vergüenza, sino por orgullo: despertaron el amor en los hijos preferidos de Dios.

Los que se hacen llamar... seres humanos." Este es el verdadero destino de una flor.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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