PERDÍ EL OPTIMISMO ¿Y AHORA QUE HAGO?

   LAS DOS CAUSAS DEL FRACASO QUE DEBES CONOCER PARA QUE PUEDAS RECUPERAR TU ENTUSIASMO.    

    Hola amiga(o) pensante. De Perogrullo; “el que pierde optimismo gana pesimismo”. La persona que no se siente optimista debe aceptar que su condición es de un pesimista.

    Tanto el optimismo como el pesimismo, es resultado de “la manera de pensar”. De las consideraciones o ideas que está produciendo el pensante.

     Ya sabes porque eres negativo o positivo cuando te propones un proyecto o cuando piensas en soluciones a tus problemas. No busques explicación por otro lado. Son los pensamientos que estás produciendo.

      La experiencia del uso del pensamientos positivos o negativos se adquiere desde temprana edad. Estoy seguro que a esta edad que tienes lo has confirmado. Las veces que enfrentas un asunto o una situación pensando que; “eso no va a dar resultado·, “que a ti las cosas no te salen bien”, “que no tienes suerte”, “que eso es muy difícil”, etc. El resultado ha sido un fracaso.

    El pensante tiene que aprender que existen dos tipos de fracasos. Oye bien; “2 TIPOS DE FRACASO”. 1) Aquellos cuya causa directa eres tú. 2) Aquellos cuya causa directa es provocada por algo o alguien que no eres tú.

    Por ejemplo, fracasos que no fueron promovidos directamente por ti: la pandemia y sus consecuencias, las políticas de los gobiernos, las acciones criminales de otros, catástrofes naturales, etc.

    Y para ver fracasos tuyos, observa esas acciones cuya decisión la tomaste tú solo y los fracasos ocurrieron por las incapacidades, debilidades, o acciones equivocadas.

    Estas pérdidas o fracasos, son golpes, impactos que llevan a la persona hacia el pesimismo. Lo llevan a producir ideas autodestructivas, desarrollando una condición o manera de pensar y de ser, que le hace mucho daño.

    ¿Pero porque tienes que saber que hay dos tipos de fracasos?

    Porque son dos tipos de golpes diferentes, y la forma de encararlos, o de resolverlos difieren.

    Con los fracasos promovidos por causas ajenas, el pensante debe enfocarse en la condición en que se encontraba cuando vino el vendaval. La persona debe examinar en que condición de salud lo encontró la pandemia. Debe examinar en condición económica y productiva se encontraba cuando la agarró la crisis.

      En el examen de esa condición previa al fracaso o la pérdida causada por alguien o algo, es donde va hallar respuestas para que no se repita. Para que no le vuelva a suceder.

    Si, por ejemplo; saliste a las cinco de la mañana y te atracaron, entonces, debes modificar tu rutina, o hacer cambios.

     En este tipo de fracaso, lo importante es la condición previa. Las condiciones anticipadas que se consideran se deben tener para aguantar y resistir los golpes de la vida. Nadie está exento de que le pase algo doloroso. ¿Cuál es la sorpresa y la negación de la realidad cuando llegan estos hechos?

    Pasó lo que pasó y ya, eso es un hecho. Eso es la realidad. ¿Por qué la persona se va a echar a morir?

    Duele carajo, pero no queda otra que soportar el dolor hasta que se consuma, como el gas de la bombona. Se acabó el gas, hay que salir a parir otra bombona, o cocinar con leña. (No es que sea cruel, pero lo de este ejemplo lo están viviendo muchas familias venezolanas).

    El pesimismo resultado de estos fracasos, se produce debido a que la persona no se enfoca en empezar a trabajar para adquirir unas condiciones mejores que las que tenía antes de la pandemia.

    La persona debe enfocarse en tener otras alternativas para cocinar si llega a faltar el gas, y no tener que volver al monte a talar árboles para sacar leña.

    La persona debe mantener una mejor condicion de salud por si llega otra pandemia, u otra enfermedad y que no lo agarre con las defensas bajas.

    Aquellos pensantes que no consideran, que no aceptan que les pase nada malo. Que maldicen, sufren, odian, quieren morirse porque a ellos les pasó algo malo, son los que primeros que caen en el pesimismo. Cualquier golpecito, ahí mismo lo tienen que sacar en camillas, o tomar drogas médicas que lo insensibilicen al dolor de la pérdida.

    En el boxeo ocurre algo que puede servir de ejemplo. El boxeador puede tener un puño de acero, que todo al que toque lo manda a dormir; tener una defensiva extraordinaria, pero debe estar preparado para recibir impactos también. Hay quienes se les dice que reúnen las condiciones para ser extraordinarios, pero tienen mandíbula de cristal, apenas los tocan, y el referí les puede contar hasta cien.  

    La condición previa es fundamental para los fracasos producidos por causas ajenas. Prevenir para no padecer de lamentaciones es el mejor camino para estar preparado para los fracasos.

    Pero para los fracasos que son producto de la iniciativa del pensante. Vamos a dejar para hablar de eso en el próximo artículo.

    Aquí tienes suficiente material para que te distraigas ejercitando el acto de pensar con un tema importantísimo para vivir una vida con optimismo.

     Ha sido un placer. Buen provecho generando optimismo. Nos vemos pensante.

    Autor; Emilio R, Fernández Ramos

    Correo: emiliofernandezr@hotmail.com

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