¡FELIZ AÑO NUEVO!

 LOS MITOS NAVIDEÑOS Y DE AÑO NUEVO

  Hola amiga (o) pensante. Los tiempos han cambiado de manera brusca, violenta, sorpresiva. Para muchos, la realidad que están viviendo, es algo que hasta hace poco tiempo era: “impensable”.

 Entonces, no podemos mantener ciertos adornos de cordialidad y sentimentalismos como si fueran principios filosóficos, o leyes que rigen la vida de las personas.

 Les deseo a todos mis lectores: ¡FELIZ AÑO NUEVO! “Un año nuevo de paz y prosperidad”. Estos son mis deseos, mis sentimientos. Pero la realidad de cada uno de ustedes no depende de mí, ni de mis sentimientos hacia ti.

  Los buenos sentimientos o pensamientos que otros tienen para nosotros. En otras palabras, representan algún grado de amor o amistad que se manifiesta con esas palabras o deseos.

 Pero eso es todo lo que va a ocurrir. Nadie va a tener un nuevo año lleno de felicidad, salud y prosperidad porque otro lo desee.

  Eso no va a ocurrir. Ya somos pensantes adultos y si existe esa falsa interpretación, de que los deseos de otros se convierten en realidad en uno; por favor, hay que poner los pies en la tierra.

  La vida social está complicada. Sobrevivir era algo al cual no se le prestaba mucha atención, pero hoy, ya el año (llamado nuevo) que está por venir, en la mente de muchas personas ya lo ha llenado de desesperanza, miedo, incertidumbre, desconfianza, inseguridad, etc.

 Para muchos, “de año nuevo”, no tiene nada. Esa bonita expresión de “año nuevo, vida nueva”, es solo letras de canciones.

 Una utopía, idéntica a creer que los deseos producen milagros, o se convierten en realidad, por el simple hecho de pensarlo y vociferarlo para que todos oigan que somos buena gente.

  Casi todos los pensantes saben por experiencia, que no es nada fácil borrar el pasado negativo de nuestras vidas. Así que eso de empezar una nueva vida, es algo tan relativo, tan delgado, tan frágil, que se puede romper con cualquier nimiedad.

   Hay pensantes que juran que con sus buenos deseos están produciendo el milagro en la vida de otra persona. Es como decir; “oré por ti”. Y eso es suficiente, solo hay que sentarse a esperar que ocurra el milagro.

   Soy de los que piensan, que solo un pequeño porcentaje de la población, no pasan del tres por ciento; son Incapaces de tener buenos sentimientos hacia los demás. Sus deseos son malignos, destructivos, solo quieren el bien para ellos y sus pocos aliados.

  Son miles de millones de pensantes de buena voluntad hacia los demás, cuyos deseos no son radicalmente destructivos. Pensantes que cometen errores y se equivocan, pero en su esencia desean que todos sean libres de prosperar.

  Sin embargo; esa mayoría casi absoluta, suman muchos más deseos de bien para otros, y no han podido causar con sus deseos, el milagro de detener una sociedad más justa, más humana, más solidaria.

  Dominan los deseos de buena voluntad, pero observen lo que está ocurriendo en este momento en la sociedad terrestre. “Una historia en desarrollo donde en este momento, van ganando los malos.

  Necesitamos hacer algo más que el solo hecho de desear. Pero no cometamos el error de querer cambiar primero el mundo, o la vida de los demás, porque el poderoso EGO nos dice que no necesitamos mejorar nada, los errados son los demás.  

  Y aunque no se tenga una vida notoriamente desastrosa que necesite mejoras, por el solo hecho de formar parte de esta mediocre sociedad, ya somos candidatos de nosotros mismos, para revisar nuestra vida, y cambiar, o renovar tantos datos falsos, modelos o paradigmas que nos hacen ser uno más del montón.

  Por ese motivo, yo no solo les deseo lo mejor, siento la necesidad de invitarlos a que hagan algo para que ese simple deseo mío, no sea uno más del montón de deseos que todo el mundo vocifera y comunica de todas las formas y maneras, simplemente para hacer saber que ama, que quiere, o que es buena persona.

  Ser tan crudo con ustedes no me hace sentir mal. Hay niños que creen es Santa Claus, el Niño Jesús, y los padres cuidan que vivan su mentira hasta cierta edad. Pero llega un momento donde ya da vergüenza que el hijo esté creyendo que de verdad es Santa que le trae los regalos.

  Así hay muchos adultos creyendo todavía que con los deseos le están causando milagros en la vida de la persona a quien le dedica sus deseos. Y exigen, piden, hasta se molestan si no se le dan muchos deseos buenos, ya que cree y espera que se le cumplan, pero es un indolente consigo mismo.  

  Con aquellos familiares y amigos que nos compete, hagamos que se caigan de esa nube; o que sigan creyendo en “pajaritos preñados”.

  Pero para que no te molestes conmigo, si por casualidad te ofendí. Lo que se espera de los buenos deseos al decirlos, es que la otra persona se entere de que lo amamos. Que estamos dispuestos a apoyarlo en las buenas o en las malas.

  Los deseos sirven para decirle que lo queremos, su amistad nos interesa, nos sentimos agradados viéndolo que tiene buena salud, que vive feliz, que está prosperando y superando dificultades.

  Esos deseos se agradecen, pero hay quien le gusta evadir la realidad. Hay quien le gusta evadir el trabajo. Hay quien le gusta evadir la responsabilidad que debe tener consigo mismo.

 Y lo peor que puede uno hacer para ayudarlos, es fomentar sus debilidades, incapacidades o ignorancias.

  Hay trabajos importantes que generan buenos ingresos o dan muchos beneficios, pero ninguno como el trabajo que debemos tener permanentemente con uno mismo.

  La práctica, el entrenamiento, poner a prueba la información, revisar hechos fuertes o dolorosos del pasado para saber cómo afecta nuestra vida presente, etc. Eso es trabajo personal.

  Nuestra vida, nuestro mundo interior es similar a la casa o el lugar donde se vive. Debes limpiarlo y barrerlo a diario. Y cada cierto tiempo hacer una limpieza profunda.

  ¡FELIZ AÑO NUEVO!   

HAS DE ESTE AÑO NUEVO, UN AÑO MUCHO MEJOR QUE ESTE QUE ESTÁ TERMINANDO Y SI ES POSIBLE, MEJOR DE TODOS LOS QUE HAS VIVIDO. BUEN PROVECHO. NOS VEMOS PENSANTE.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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