¿PARA QUÉ PIENSAS?
RECONOCE LA INTENCIÓN QUE PREVALECE CUANDO PIENSAS
Hola amiga(o) pensante. Una pregunta
milagrosa para resolver problemas de conductas, es preguntarnos; ¿para qué
hacemos lo que hacemos?
¿Para qué comes en exceso? ¿Para qué fumas?
¿Para qué haces dieta? ¿Para qué rezas? ¿Para qué permaneces enojado todo el
día?
En este momento no interesa responder: ¿para
qué pensamos? Hágase usted mismo la pregunta, y no avance hasta que medite la
respuesta a la que va a llegar.
La esencia de las respuestas de todos los
pensantes, va a ser muy parecida. Quiere
vida, quiere salud, quiere bienestar, quiere ganar, etc. Es una acción a favor,
no en contra.
¿Para qué ejecuta el acto de pensar? Hay una
intención muy clara de lo que se quiere lograr. Pero, los resultados tienen a
muchos pensantes preocupados, insatisfechos, hasta renuentes a seguir pensando,
por el peligro que representan para sí mismo.
Pero si averigua para que piensa, o que es lo
que espera obtener con el acto de pensar, se va a encontrar con que es la
manera de construir la personalidad. Bien sea para ser o asumir un rol, una
actitud o comportamiento.
O puede ser para hacer o desempeñarse en un
tipo de acto. O para tener, alcanzar, lograr o poseer algo.
Se piensa para obtener o lograr lo que se
desea. Para lo que NO se desea, se puede usar el acto de pensar, pero para que
no ocurra.
Ya que nos identificamos como un pensante, y
se tiene la respuesta de: “para qué se piensa”. Todo debe salir bien para el
pensador.
Pero no, muchos de los pensamientos que se
han producido, y se siguen produciendo, no son los deseados. Los efectos en la
personalidad, en la salud física, en las condiciones psicológicas, no son
beneficiosos. Están creando problemas.
La gran mayoría de los pensantes no están
satisfechos con los pensamientos que producen. Y los métodos que usa para
solucionar esos problemas, resultado de su “manera de pensar”, no
funcionan.
Siempre se sabe para que pensamos, y las
personas se dan cuenta desde muy temprano que los resultados de su pensar no
son como los desea. Y quieren ser mejores pensadores, quieren obtener mejores
resultados.
Pero solamente viven con el deseo de ser
mejores pensantes, ya que, en la práctica, muy pocos logran superar sus
impedimentos.
Es contradictorio, piensa para producir
pensamientos para su beneficio, y cuando menos lo espera, se está haciendo daño
con los pensamientos que está produciendo.
Los pensantes mediante el acto de pensar se
convierten en sus propios carceleros, verdugos, hostigadores y minusválidos.
Se imponen limitaciones a su capacidad
pensativa, y se resignan a vivir el resto de su vida, dando como un hecho, que
dieron lo mejor de sí. Abandonan el sueño de ser mejores pensantes.
Un día quieren recuperar la salud física o
mental, y se encuentran que no tienen control del acto de pensar y los
pensamientos que producen no son los que desean, pero no encuentran la manera
de tomar el control.
Enfermedades físicas propiciadas por los
pensamientos, condiciones de estrés, deprimidos, y condiciones emocionales
negativas que no sabe cómo salir de ellas.
Nadie quiere pensar para enfermarse, para
tener comportamientos que lo hacen sentir mal, para deprimirse, o para causarse
infelicidad.
Ante la disyuntiva que se presenta, de si es
conveniente pensar o no pensar; hay quienes han optado por no pensar.
Tratan de parar el acto pensar, y como es
imposible parar un acto que es natural en todo pensante, creen que fracasan y
se sienten impotentes.
Un acto natural del cual se puede perder el
control. Y cuando se pierde el control de acto de pensar, el efecto inmediato
es que se pierde el control de los pensamientos que se producen. Y de aquellos
pensados y ya programados en la mente.
Aquí en actividad pensativa vas a encontrar
nuevos puntos de vistas y prácticas para alcanzar el objetivo final; de
convertirse en un pensante autosuficiente psicológicamente.
Ha sido un placer. Buen provecho con tu
acto de pensar. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
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