BUENOS Y MALOS HÁBITOS
AQUÍ LA RESPUESTA DEL PORQUÉ SE FRACASA EN CAMBIAR CONDUCTAS O MALOS HÁBITOS
Hola
amiga(o) pensante. Desarrollar un hábito sin disciplina es imposible. Sin
embargo, es común crear hábitos sin preocuparse, u obligarse en cumplir el
programa que se está llevando a cabo. Por ejemplo, los llamados vicios o malos
hábitos.
Conque
facilidad las personas repiten a diario la acción que los convertirá en un adicto.
Probaron, les gustó, y de ahí en adelante se dejan rodar por la bajada hasta
fortalecer el hábito.
Sin embargo, aquellos hábitos, que aun reconociendo que es por su bien, le
cuesta. Repetir esa acción es un sacrificio, se le olvida y hasta busca las
maneras crear una mala condición que justifique el no poder cumplir con el
programa.
Da
la apariencia que los buenos hábitos nunca son de buen gusto; son crueles,
duros y dolorosos. Pero aquellos que van en contra de la salud, del desarrollo
personal, o de la educación, esos sí que gustan una enormidad.
La
persona en los comienzos de su vida, se encuentra con dos caminos: el del bien
y el del mal. El que lo puede convertir en una persona de provecho, prospera y
saludable; y el camino que le va arruinar la salud, la vida familiar y social.
Yo
me incluyo en esa mayoría que escogió caminos de hábitos tentadores donde solo
bastaba con darle una probadita al asunto, y de ahí en adelante teníamos la
disciplina de no fallar en ningún momento en repetir la acción.
Ahora
fíjense en esto: El camino a los malos hábitos es fácil, pero a la hora de
querer retroceder o parar el asunto; la vaina se pone dura, fuerte, resistente.
Hay que pedir ayuda a un experto.
Y
los hábitos del camino del bien son lo contrario; muy difícil de desarrollar,
pero muy fáciles de abandonar, dejar a un lado o eliminarlos.
Las cosas no se le complicarían a un pensante si no tuviera la capacidad
de recapacitar. En algún momento de la vida, se da cuenta que, si sigue por ese
camino con ese hábito, la muerte, la ruina o la locura es lo que le espera, y
es entonces que quiere a como dé lugar quitarse ese hábito o manera de ser.
En
este punto es donde se encuentran muchos pensantes; luchando por quitarse conductas,
vicios o hábitos, pero todos sus intentos son fallidos: siempre vuelve a caer.
Por lo general, este fracaso se debe a que quieren imponer un nuevo
hábito sobre uno que ya existe. O quieren recuperar el viejo hábito que
perdieron sin quitar este que llevan ya varios años usando.
Aquí se encuentra la piedra de tranca. El pensante
quiere construir una nueva casa en el mismo terreno donde tiene la casa vieja.
Haga la prueba, intente poner una silla en el mismo lugar donde ya se
encuentra otra. ¿Comprobado?
Okey, entonces lo que debe de averiguar, analizar o estudiar; es como
derrumbar la vieja casa y quitar los escombros.
Ese es el meollo del asunto. Primero se trabaja para desmantelar el
viejo hábito y luego de haber hecho esto, se procede a crear el nuevo o el que
se desea.
Pero cuidado con este mal entendido; muchas personas creen que cuando
quitan un mal hábito, por arte de magia va a parecer el nuevo hábito y dan por
concluido el proceso. Pero ese éxito tiene su tiempo contado. Va a volver a
reincidir.
Eso es como derrumbar la casa vieja, quitar los escombros y acostarse en
el piso a esperar que aparezca la nueva casa.
No
mi amiga(o), ahora es que le queda trabajo por hacer. Examine a todos esos que
hacen dieta y gimnasio para rebajar y fracasan, o a cualquiera de esos que se someten
a terapias o algún tipo de práctica esotérica y observe el dato que le acabo de
dar.
Aquellos
que usted conoce que se encuentran en esa situación y permiten ser ayudados,
dele ese consejo. Pero no solo el consejo; explíquele todo lo que sabe acerca
de lo importante que es el control de la actividad pensativa y lo que debe de
hacer para lograr empoderarse de ese control y de esta manera, tener dominio de
sus pensamientos y por ende de su voluntad.
Se puede rectificar, se puede deshacer vicios
o malos hábitos, pero hay que saber primero cual es la manera correcta de
hacerlo.
Ha
sido un placer. Buen provecho ayudando a otros. Nos vemos pensante.
Autor:
Emilio R. Fernández Ramos
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