DE NIÑO, AMAS IMAGINAR Y DE VIEJO, RECORDAR
NO DEJES ENVEJECER TU ESPÍRITU
Hola amiga(o)
pensante. Dos herramientas fundamentales de la actividad mental; como es el de
imaginar y recordar, se manifiestan con mayor intensidad al principio y al
final de la vida.
El niño con una
vida fresca, libre de cargas del pasado, tiende a explorar el mundo usando la
imaginación. Su atención y su interés en entender el mundo que le rodea, lo
mantienen activo en esa dirección, pero lo que percibe no es suficiente y vuela
con su imaginación para ir más allá de lo que puede ver.
El niño con una mente
aún con pocas conclusiones como bases, carentes de firmeza, se permite suponer
o considerar las cosas sin miedo a tener que reconocer sus errores de
interpretación y hacer los cambios que sean necesarios, las tantas veces que
entienda mejor el asunto.
A temprana edad
existe la necesidad de visualizar el futuro. Despiertan sus sueños y mediante
la imaginación hace acomodos para experimentar ese rol en su personalidad.
Selecciona aquellos con las que se siente a gusto y los carga pendientes de
conectarlos tan pronto tenga oportunidad a la realidad que vive para probar si
llena sus expectativas.
La imaginación en
las primeras etapas de la vida, es la fuente principal de placer y
entretenimiento. La realidad objetiva necesita de esa magia creativa y lo que para
los adultos es fantasía sin ningún provecho, en realidad es una práctica
beneficiosa para el dominio de la actividad mental que debe tener todo
pensante. Así como las especies de seres no pensantes en sus primeras etapas
entrenan sus facultades de supervivencia, en lo que parece un juego, el ser
humano lo hace con el uso de su mente.
La sociedad es
indiferente a estos hechos naturales y no se ha dedicado a delinear estos
conocimientos para que toda familia trasmita este legado como parte cultural a
las nuevas generaciones.
Pero la vida de una
persona transcurre sin prestarle atención a una actividad mental imparable,
desconociendo que pudo sacarle mejor provecho y se pudo haber evitado cualquier
cantidad de sufrimiento y mala vida. Y con el envejecimiento llega la etapa
final de la vida, y necesita llenar el vacío existencial que le está
ocurriendo, ya el futuro no es prometedor, son pocas las expectativas que puede
tener y recurre a sus archivos de memorias en su mente. Necesita recordar.
Los clubs de los
que se consideran viejos, aquellos que han dejado entrar la vejez en sus almas,
sus mentes y sus corazones, no les queda otra que distraerse con el pasado,
mientras el “yo fui, yo hice y yo tuve”, reemplaza el que soy ahora. Y algunos
se extrañan de la facilidad conque recuerdan hechos de su juventud, pero lo que
acaban de comer no pueden recordarlo.
Los problemas con
la mente son parecidos a los que tienes con tu teléfono inteligente si
desconoces sus funciones o aplicaciones. No solo debes saber lo que puedes
hacer, también debes saber las consecuencias de no hacer los pasos como deben
ser. Recordar e imaginar son dos aplicaciones mentales diferentes una de otra,
pero las dos intervienen en la actividad pensativa. Recordando que PENSAR no es
todo lo que ocurre dentro de tu cabeza o con tu mente. Repasa la definición.
Ya las primeras
etapas de nuestra vida pasaron, no creo que un menor de 18 años esté leyendo
este escrito. Podemos dar testimonio del uso de la imaginación para explorar,
soñar y experimentar; y recordar con que agrado y placer se hacía, pero ahora,
al imaginar lo que se visualizan son hechos y resultados dolorosos, negativos,
problemáticos. O la imaginación se activa de manera involuntaria al punto que
se vuelve un tormento.
El recordar se
puede hacer de manera voluntaria y selectiva, pero Recordar tiene un uso
automático. El proceso de reconocimiento lo hace la mente en nanosegundos, para
que el pensante se ubique, o se localice en tiempo y espacio. Después de
hacerse consciente de donde está, es que el pensante puede tomar la iniciativa.
Por ejemplo. Observa en la mañana al despertar, lo rápido que tu mente te pone
al tanto de donde estás. Y si alguna vez te has quedado dormido borracho y
despiertas en un sitio que no puedes reconocer de inmediato, el susto que te
llevas es grande.
En conclusión;
imaginar puede seguir siendo un acto beneficioso y rejuvenecer el espíritu, y
recordar, una valiosa herramienta indispensable en las relaciones humanas.
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