TRAICIÓN EN DOS DIRECCIONES
PROSAS TRAICIONERAS
¡Sorpresa! Reconocí
la voz y el cuello casi que se me fractura con el veloz y repentino giro de mi
cabeza para ver su rostro. Ella, con una fría y rígida sonrisa, cruzó sus
brazos, y sus pupilas con punta de diamante perforaron a través de mis ojos
hasta llegar a mi alma que se hallaba escondida en lo más profundo de mi
inconsciencia. Sabía que cometía el peor crimen contra un amor. Un doble crimen,
ya que la traición era en dos direcciones. A ella y a esta aventura amorosa que
la convencí de ser un hombre libre. Recibí de ambas una carga de desprecio, que
aún no se si puedo mostrar el rostro sin avergonzarme.
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