BONITOS POR FUERA Y HORRIBLES POR DENTRO

  


INTROSPECCIÓN, UNA NECESIDAD

Hola amiga(o) pensante. Imaginen a un amo o ama de casa que nunca barre ni saca los desechos, residuos, o basura que siempre quedan de las tantas cosas que ingresan al hogar.

Personas que nunca visitan su mundo interior con el propósito de hacer una limpieza y poner orden. Pero ustedes los ven con cuanto esmero y dedicación le ponen para cuidar su apariencia exterior.

Se gastan hasta lo que no tienen con tal de verse bien por fuera. Se ha concebido una sociedad de simulación, de evasión de la realidad, y gran parte de la tecnología y esfuerzo creativo de los pensantes, se desperdicia produciendo artificios y maquillajes para disimular los defectos del estereotipo o modelo estándar de belleza o de elevado nivel social.

Y que conste, que casi todo este esfuerzo y recursos no se utilizan para conservar la salud. Lo menos que importa son los efectos colaterales.

Bonitos por fuera y horribles por dentro. Típicas conductas de acumuladores compulsivos. Se adaptan a su podredumbre interior o recurren a cualquier método que les impida oler o sentir las correrías de cucarachas y ratones que les están comiendo las neuronas.

Hacer introspección con el propósito de retirar y reordenar los pensamientos, las ideas, las creencias, y asegurarse que se conserva el dominio de las actividades mentales, debiera ser una tarea obligatoria para ver si las nuevas generaciones empiezan a hacerlo de manera natural.

Pero esa responsabilidad comienza con los adultos que están dando el mal ejemplo.

Lo más insólito e increíble, es que la mayoría se disculpa diciendo que no sabe hacer ese tipo de introspección. No tiene escoba, plumero, aspiradora; ¿cómo hago para limpiar? 

¡Investiga, estudia carajo!. El conocimiento que hay afuera es como cuando vas a una zapatería, pruebas los zapatos y compras el que te ajusta y te sientes cómodo. No compras una vaina que te aprieta y te hace ampollas. Por aquí por esta página ofrezco sin ningún costo, ni un me gusta siguiera, zapatos que te pueden servir para caminar mejor.

El día que se aprecie, como tiene que ser, la belleza interior, tendremos a una sociedad que sabrá apreciar la vida y el mundo donde habita.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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