EL CAMINO A LA PLENITUD

   


EL CAMINO A LA PLENITUD

Hola, amiga(o) pensante.

En distintos momentos de nuestra vida, podemos sentir la necesidad de orientación en uno de los tres aspectos fundamentales de nuestra existencia: el fisiológico, el psicológico y el espiritual. Comprender cómo interactúan entre sí nos permite adoptar una visión holística, alejándonos de la fragmentación y abrazando la totalidad.

Si bien un problema puede manifestarse en el plano físico, abordar solo su dimensión fisiológica sin considerar los factores psicológicos y espirituales limita nuestra capacidad de entenderlo y resolverlo plenamente. La integración de estos aspectos abre una puerta a una conciencia más expansiva.

La relación entre lo psicológico y lo espiritual

El ámbito espiritual, aunque condicionado por lo psicológico, suele concebirse como una realidad regida por leyes divinas. Para muchos, la espiritualidad trasciende el pensamiento; no es producto involuntario de nuestras ideas, sino una esencia que se mantiene intacta pese a las fluctuaciones de la mente. Los grandes maestros espirituales no consideran que su estado sea resultado de sus pensamientos, sino que estos son herramientas que pueden moldear sus condiciones psicológicas e influir en su cuerpo.

La sincronía lograda entre estos aspectos les permite alcanzar la plenitud y vivir como una unidad de vida integrada.

La experiencia de la vida desde lo fisiológico y lo psicológico

Nuestra existencia fisiológica nos permite experimentar la realidad material. A través del cuerpo adquirimos sensaciones, respondemos a estímulos y vivimos la experiencia humana. Este organismo físico, obra de la naturaleza o Dios, nos ha sido dado sin intervención personal en su construcción, pero nos corresponde su cuidado y protección.

En contraste, el aspecto psicológico tiene un origen distinto. Nacemos sin una vida psicológica establecida. A medida que acumulamos experiencias, interpretamos eventos, adquirimos conocimientos y otorgamos significados, vamos construyendo nuestra personalidad. Con el tiempo, esta estructura se transforma según las vivencias y percepciones que se integran.

Distinguir el origen de estos dos aspectos nos prepara para comprender el tercero: la espiritualidad.

La plenitud espiritual: un reconocimiento más que una búsqueda

Al recorrer el camino de integración entre el cuerpo y la mente, surge la revelación de que la espiritualidad no es algo que se adquiere ni que se perfecciona, sino una esencia que ha estado presente desde siempre. La aparente alteración de nuestra dimensión espiritual no es más que un reflejo de nuestra percepción condicionada. Quien se ha adentrado en el viaje de autoconocimiento comprende que la plenitud espiritual no se alcanza, sino que se reconoce.

Entonces, más que una meta, la plenitud es el descubrimiento de lo que siempre ha estado allí. ¿Te atreves a caminar este sendero?

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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