LA REVOLUCIÓN INTERNA
“EL PUEBLO NO ESTÁ
CAPACITADO PARA SABER LO QUE LE CONVIENE”. ASI LE HAN HECHO CREER.
Hola
amiga(o) pensante. La tierra acaba de dar una vuelta más sobre su propio eje. Las
promesas de los poderosos gobiernos de tener una pronta cura y vacuna contra el
covid-19, ha logrado que muchos puedan dormir mejor, y esperando con ansiedad
volver a su vida normal.
Esperamos que estén hablando con la verdad,
y no sea una manipulación más para ganar tiempo mientras obtienen sus preciados
objetivos, y luego es fácil olvidar que se dio esa información con tanta
seguridad, que nadie debía dudar.
Hay
dos comportamientos que se deberían evitar: a) volver a las actividades
normales confiando en las palabras de las autoridades. b) volver a las actividades
temblando de miedo como un ratón acorralado por un gato.
Aquel que crea que los políticos o
gobernantes hablan siempre con la verdad de cara al público, por favor no
convenza a otros de que hagan lo mismo. Conque sea uno nada más el incauto, es
suficiente.
Y salir a la calle temblando de miedo, es ponerse
a punto de manicomio o de cementerio.
El pueblo no es consultado en lo absoluto,
ellos deciden y nosotros obedecemos, si no, las fuerzas militares y policiales
nos van a dar unos planazos por el trasero.
Al
pueblo le han hecho creer que no sabe, o no está capacitado para saber lo que
le conviene. Y muchos pensantes han llegado a creer esta maravillosa premisa,
basándose en hechos reales, “no pegan una”. Pero lo que no se dan cuenta, es
que la causa de sus malas rachas ha sido por creer en los gobernantes.
Pregúntenle a un empresario o emprendedor
exitoso si no sabe por el mismo lo que le conviene.
Es cierto que la necesidad económica obliga.
Pero debemos estar consciente que lo hacemos obligado por la necesidad.
Necesidad producto de nuestra propia falta de visión futura.
Y las razones de esta falta de visión son
las grandes fallas que hay que empezar a corregir de inmediato. Aquellos que
dejen para hacerlo mañana, o quien sabe para que día o momento lo ponga, se
dispone a caer en la misma trampa, o a tropezar con la misma piedra.
No hay culpables fuera de uno. El pensante
permite que lo victimicen. Hubo pensantes que nacieron como esclavos, hicieron
el trabajo de esclavo, pero nunca lo fueron. Nunca dejaron esclavizar su
criterio. Su libertad pensativa la mantuvo, aunque no pudiera o no tuviera
derecho a expresar su opinión.
El esclavo moderno, habla hasta por los
codos, dice lo que piensa sin ninguna moderación porque se considera libre. No
se da cuenta que así es que lo quieren. Que hable como un desaforado, que diga
todo lo que piensa, que diga que es lo que le gusta o no le gusta. Que de a
conocer sus intimidades,
Las redes sociales, SON REDES, ya los peces
la conocen y saben que van derecho al sartén para ser cocinados y comidos.
Imposible retroceder o desmontar de la noche
a la mañana toda la infame piscología que le han implantado desde el nacimiento
a muchas generaciones completas.
Lamento decirlo. Pero no existe una
revolución hecha por grupos de pensantes en la condición en que se encuentran,
que pueda cambiar este sistema para beneficio de la mayoría.
La revolución tiene que ser personal, es lo
primero que hay que hacer. La transformación por mano propia de la
personalidad. Renacer como pensantes sembrando nuestros propios pensamientos.
Pensamientos hechos en libertad.
Debido a que muy pocos están dispuestos a
perderse lo bello de la vida, a dejar de volver a sus rutinas, a perder tiempo
para destejer la enmarañada personalidad para poder hacerla apta para los
objetivos que ha reflexionado, o como los ha reflexionado después de ver la
causas que lo han causado estar con tantas desventajas en la pandemia. El mundo
va a seguir igual. Quizás con unos remiendos o parches, pero el sistema
imperante seguirá aumentando su poder.
La oferta de trabajo que les estoy dando es
inédita. No tendrán pago de mi parte, ustedes deben sacar sus ganancias de su
propia esencia. Pero les digo algo: “no existen ganancias que causen tanta
satisfacción y sean tan preciadas, como las ganancias espirituales”.
Ha sido un placer. Buen provecho con tus
ganancias. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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