NO ES POR FALTA DE AMOR


TODA LA CUARENTENA DURMIENDO EN CAMAS SEPARADAS SIN NECESIDAD
 Hola amiga(o) pensante. La pandemia ha causado de todo, las relaciones de pareja han sufrido sus embestidas. Las estadísticas de violencia domestica han aumentado, pero hay otras consecuencias que no se dan a conocer.
  Usted lo puede comprobar, cuando el estado de ánimo está por piso, el estrés, y estados emocionales negativos; como el enojo, preocupación, etc. Las manifestaciones de afecto entre las parejas disminuyen.
  No hay caricias, no hay provocaciones o tentaciones para ir a la cama para una pelea cuerpo a cuerpo desnudos.
  Desaparecen las ganas de amarse, desaparece la compatibilidad y aparecen las diferencias, que por lógica se producen debido a que nadie piensa igual a otro en todo.
  Algunas parejas empiezan a producir ideas oscuras, le dan ganas de divorciarse, de separarse, y los “ya no la o lo soporto” es un pensamiento repetitivo. Se repite tanto la idea, que se instala en su programa de acción futura, y de verdad esa es la mejor solución que le viene a la mente, cuando tiene la más ligera desavenencia con la pareja.
  Por la pandemia nos obligaron al confinamiento, a vernos las caras día y noche seguida con la pareja, algo que alteró las rutinas y eso de estar juntos tanto tiempo, rompió el patrón, de cuanto necesito estar contigo para quererte.
  El confinamiento rompió hábitos, como, por ejemplo, “mis fines de semana son sagrados”, palabras de algunas personas. Esto significa que ya el viernes por la noche está mentalizado para lo que siempre hace, como forma de distracción. Algunos tragos de aguardiente, proveerse de su dosis de marihuana o cocaína. Los sitios donde se abastece están cerrados.
  Llega el fin de semana o los días libres que le tocan y aquí está en casa de mal humor o con malestares físicos, el cuerpo también reclama su dosis.
  Y que creen que puede pasar con los que convivan con él. Ya ustedes lo saben, está como una serpiente armada para clavar los colmillos y hundir su veneno.
  Díganme en una Venezuela azotada por la hambruna, donde uno está comiéndose lo que pudo comprar este día y ya está pensando; ¿conque dinero voy a comer mañana?  
  Las mujeres, que por lo general son las que salen a comprar, llevan toda esta presión sobre sus hombros. Ellas viven todos los días la tragedia de multiplicar el dinero, para que lo que compre alcance para tres o cuatro personas.
  Estas mujeres no pueden dejar de pensar, su mente la tiene ocupada día y noche en el problema que tiene que resolver, y no tiene solución. Pero la crueldad, es que hay maridos e hijos que le exigen o se quejan que no es suficiente lo que comieron.
  Y más cruel todavía, algunas parejas exigen que tenga ganas de hacer el amor las veces que el quiera. No hay empatía, no intentan ponerse en su pellejo para que observen como la está matando la presión.
  Aquí es donde yo a mi pareja, cada vez que puedo me convierto en su payaso, para hacerla sonreír. Hasta que no veo que ha relajado el entrecejo, o quitado esa cara de tristeza no me detengo.
  Como le voy a exigir que sea tan apasionada como sucede cuando tenemos ambos los ánimos por las nubes.
  Pero amigas o amigos, hay hombres que también están sometidos a presión y se encuentran en la misma condición. No les provoca el amor.
  Imaginemos que ambos son victimas de la presión. Los dos tienen un mal control de su acto de pensar, por ende, de los pensamientos que producen y se causan ese efecto de desesperación. Las peleas, los insultos se deben oír en toda la cuadra. Y si son recatados, pasan el día con una cara insoportable y se va a dormir a otro lado de la casa para no verse. Pero si hay una sola cama, ambos duermen en orillas opuestas dándose la espalda.
   Estos comportamientos errados entre parejas, tienen un precedente que da pie a esos comportamientos incontrolados. Este precedente se basa en la poca comunicación acerca de sus personalidades.
   La costumbre es dejar que el otro adivine como soy. O que con el paso del tiempo me vaya conociendo. De esta manera la persona solo ve las conductas, y yo quisiera saber cuantas parejas tienen suficiente autocontrol para no permitir reacciones que no son las habituales.
  Somos pensantes que tenemos una personalidad en permanente cambio. Cuando ha transcurrido un año, ya son muchas cosas que le han pasado a esa persona, son muchas las nuevas ideas que ha producido.
   Pero si el mismo pensante ignora lo que está haciendo, no tiene una explicación clara de sus comportamientos, por lo tanto, como puede comunicar a su pareja lo que está ocurriendo dentro de él.
  Este feo expediente de ambas parejas o de uno de ellos, impide que mejoren las relaciones y cada día que pasa, da la impresión que se pierde el amor.
  Y bajo presión, o con limitaciones no habituales en el desenvolvimiento. Hay muchos pensantes que hacen autocombustión, se encienden solos y el fuego que emiten quema a todo el que esté cerca.
  Sin comunicación entre las parejas, no hay comprensión. Y sin comprensión, se da el hecho de que “es imposible amar a quien no se entiende”.
   No es falta de amor. Ha sido un placer. Buen provecho con el amor de tu vida.
   Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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