COMO VIVIR SIN UN MANUAL DE INSTRUCCIONES
LOS BENEFICIOS SECRETOS
DE LA SENCILLEZ NATURAL DE UN PENSANTE
Hola
amiga(o) pensante. Aquel rol que el pensante considera que no es, o que no sabe
desempeñar, no va a intentar hacerlo, y si lo intenta está seguro que lo va
hacer mal, o que le va a salir mal.
En las actividades sociales que se desempeñan
como trabajo por intercambio de dinero, o como favor a otra persona, se exige
especialidad, se exige conocimiento. En esto no hay discusión.
Pero en lo que se refiere a asuntos que
tengan que ver con nuestra salud física, mental o espiritual. Es un grave error
usar los mismos argumentos de: “no soy, o no sé”. Y quedarse con los brazos
cruzados o poner el asunto en manos de otros sin tener la más ligera noción de
nuestra situación.
Los invito a revisar si en sus vidas no ha
ocurrido que ha fallecido un familiar y después con el paso del tiempo se dan
cuenta que hubieran procedido de otra manera para intentar ayudarlos. Esta otra
manera es producto de lo que aprendieron durante la enfermedad de la persona.
Este conocimiento acerca de le enfermedad,
los tratamientos y todas las gestiones que se deben hacer, son los que los han
llevado a concluir, algunos con penas, que hubieran procedidos de una mejor
manera, y quizás hubiesen colaborado para obtener mejores resultados. O por lo
menos evitar tantos malos ratos y sufrimientos.
Eso que ha ocurrido a otras personas, algún día
nos va a ocurrir a nosotros. No conozco a nadie que no haya pasado una fiebre, gripa,
o algún trauma físico, y los cuerpos no acostumbran a morirse llenos de salud
con una sonrisa de despedida.
Y aunque no tengo pruebas para generalizar;
dudo mucho que no haya un pensante que no haya tenido enredos mentales, o se
haya causado efectos psicológicos o emocionales que le hicieron daño, o lo
indujeron a tomar decisiones equivocadas.
Aquel que quiera evadir la realidad, buen
provecho. El niño cierra los ojos para que no lo vean, y mamá le sigue la
corriente. Pero el pensante está solo en su mundo, por más que cierre los ojos,
no se puede engañar suficiente para no sentir y saber por lo que está pasando.
Es mejor ganar algo de conocimiento o de
experiencia antes de que el familiar o ser querido esté en graves problemas de
salud. Pero mucho mejor si el pensante se prepara un poco para sí mismo.
“¿No se que hacer con mi mente, con mis
pensamientos, con mis emociones o con mis sentimientos?” Cuando oigas a un
pensante argumentar algunas de estas frases, quítate le correa y dale dos
fuetazos por las nalgas.
¡Ah! Pero si eres tu quien lo afirmas, yo no
me meto en eso. Ve a ver tu que haces contigo.
Hablando en serio amiga(o). Yo he pasado por
la experiencia después del hecho, en la que me ha dado cuenta que había mejores
maneras de proceder, y que no hubiera costado mucho saberlas y usarlas para mayor
beneficio.
Aquel pensante que se tranca o se instala un “tranca
palanca” (aparato de seguridad para que no se roben los carros) por que afirma
que no es, o no sabe, “que dios lo agarre confesado”. Tenga la seguridad que si
leyó este artículo se va a acordar de mí.
“Yo no sé nada de la mente”, “yo no se nada
de espíritus”, “yo no soy doctor”. Saben lo que me provoca, invitar a este
pensante a que vaya a la tienda y compre el último modelo de TV, carro, o teléfono,
licuadora, o lo que sea y que no pida un manual de instrucciones.
Ese pensante se va a devolver a la tienda a
exigir que le expliquen o le den un manual con las instrucciones, porque está
seguro que va a cometer un error y le va a salir más caro.
Esto lo saben los pensantes, pero no les
interesa saber un poco como funciona su mente, que hacer cuando no pueden parar
de pensar tantas pendejadas, o que hacer para seguir haciéndole una ulcera a su
estómago o no provocar mantener esa tensión arterial elevada debido a sus emociones.
Fíjense
que ahora les han puesto inteligencia a las emociones. Un pensante con mal
control del acto de pensar se le alcahuetea justificándole, con que las
emociones son brutas y hay que volverlas inteligente.
Aquí les estoy entregando de manera
gratuita, si cobrarles un centavo, con todo el amor de un pensante que sueña
con un mundo donde los jugadores de la vida tengan un nivel de consciencia que
se reditué en abundante justicia, equidad y respeto por la libertad de cada
pensante.
Ese es mi gran interés, un juego donde los
jugadores no sean tan mañosos, tramposos, hipócritas y sus intereses no estén
por encima de todos los tratados o acuerdos a los que haya que llegar para
jugar un juego de altura.
Pensar es sencillo, es un acto natural, los
complejos nos hemos vuelto nosotros. No hay nada que le llame más la atención a
esta sociedad de pensantes que lo extravagante, lo complejo.
Observen lo que hemos hecho; aquellos pensantes que
hacen cosas difíciles, que más nadie pueda hacer, los llevamos a los récord Guinness.
Los convertimos en el centro de atención y se exhiben por todo el mundo.
Pero un pensante que piensa. ¡Hay gran cosa!
Eso lo hace todo el mundo. “Y tu y yo
comentamos sin que nos vean”. “Lo hace todo el mundo y vean lo que piensan estos
pensadores que tienen el mundo de cabeza y no sabemos si salimos vivos de esta
vaina.”
Así son
las cosas, pero no debieran de ser. Te invito a usar el acto de pensar en tu
beneficio, y si no puedes aunque lo intentas, entonces, te recomiendo que
rehabilites el control de tu actividad pensativa.
PENSAR es la manera de fabricar pensamientos.
Pensar es sencillo, pero no es fácil. Si lo fuera, no estuviéramos tan en mal
estado como lo estamos.
Ha sido un placer. Buen provecho con tu
sencillez al pensar. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
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