TIENES QUE EVITAR CONVERTIRTE EN UN ZOMBIE
CON LA MUERTE DE LOS
SUEÑOS MUERE LA VIDA Y APARECEN LOS MUERTOS VIVOS
Hola amiga(o) pensante: La crisis mundial ha
destruido muchos sueños y amenaza con no dejar que nadie se mantenga firme en
sus metas.
La desilusión acompañada con sucesivas
frustraciones es el proceso al que está sometida el grueso de la población
mundial. Poco a poco pierde el sentido o la razón que lo motiva a vivir la vida
con gusto.
Perder un sueño, o los sueños que se tengan,
es perder la vida. Vivir solo porque el cuerpo mantenga sus signos vitales, no
es la vida de un pensante, no es la vida que desea un espíritu.
Si algo tiene que cuidar un pensante en medio
de esta pandemia y sus devastadoras consecuencias, es proteger su vida
protegiendo sus sueños.
Los pensantes observan como las condiciones
del campo de juego empeoran y no tiene idea si la nueva “normalidad” que se
produzca, le deja espacio para reactivar sus sueños y con ellos sus vidas.
Estas muertes no están siendo contabilizadas,
tampoco se cuentan los que están muriendo, pero podemos hacer cálculos y se
puede afirmar que ya la cantidad de zombie (muertos vivos) supera los cientos
de millones de víctimas en todo el planeta. Pensantes que ven muertos sus
sueños y sienten que perdieron con ellos sus vidas; la razón de vivir.
La vida de un pensante (no la de su cuerpo)
se encuentra en el espacio-tiempo que hay entre él y sus sueños. Entre el
pensante y sus metas u objetivos. Esa es la vida de un pensante o lo que se le
llama “sentido de la vida”.
Cuando se siente que la vida pierde sentido,
la causa es que se están muriendo los sueños. Y cuando se asume como un hecho
consumado, ya se está muerto en vida.
La vida de un pensante es “TODO” lo que vive
entre él y sus sueños. Cuando nos referimos a este “todo”, es todo. Es imposible
vivir una vida sin sus momentos de tristeza, de fracasos, de errores, de
éxitos, dificultades, alegrías y toda la mezcla de sabores y sin sabores que se
puedan experimentar en el camino a los sueños.
El sueño no es un hito o poste de piedra que se
clava en el tiempo futuro y ese es el límite de la vida. El pensante no lo
permite, tan pronto lo está alcanzando lo hace crecer o le agrega o adiciona
otros objetivos.
Aquellos pensantes que tratan de olvidar lo
malo que ha ocurrido en su vida, que observan su pasado y lo que sienten es
dolor, son pensantes que han dejado morir sus sueños, no tienen ánimo de
reinventar sus sueños, y la vida resultado de la vida de otros, los arrastra
como desperdicios por la fuerte corriente de las enturbiadas aguas.
Esto lo pueden comprobar cuando lees, ves u
oyes historias de vidas de personajes famosos. Lo que resalta de esas historias
son la cantidad de dificultades que tuvieron que superar para llegar o
permanecer en pos de sus sueños. No se lamentan, todo lo contrario, esa es la
prueba de fortaleza.
Las lecciones y lo que muestra con orgullo el
pensante, fueron esas malas condiciones vividas las cuales no fueron causas
suficientes para obligarlo a renunciar o dejar morir sus sueños.
Por ese motivo, el pensante debe entender y
aceptar que “todo” lo que vive entre él y sus sueños. Todo lo que le ocurre
durante el camino, esa es la vida.
No puede entresacar lo malo, lo que no le
gusta y quedarse con los momentos felices, de placer, de disfrute o que
considera la parte buena de su vida. Cuando oyes a tus padres o algún adulto
contar su historia de vida, te habla en primer lugar de todas las dificultades
que tuvo que superar para lograr las cosas.
Tu mismo intenta contar tu historia, vas a
ver que todos esos platos de comida exquisito que te comiste, todas esas
alegrías, etc, no tiene sentido si no revives el como llegaste a esos momentos.
La
gran amenaza que pesa sobre los pensantes como consecuencia de la pandemia y
las graves consecuencias que está ocasionando, es el hecho de ver que sus sueños
son los que están en peligro.
Este es el trauma que hay que atender antes
de que se convierta en una serpiente constrictora y asfixie por completo al
pensante.
Este es el crimen de lesa humanidad que
cometen gobiernos como el venezolano, cuando destruyen las condiciones donde
sus ciudadanos puedan desarrollar sus sueños. Esta es la causa de una diáspora
que se juega la vida en una aventura sabiendo que tiene todas las de perder.
La producción de zombie (pensantes sin
sueños, muertos vivos) es el objetivo de este sistema que impera en el planeta.
El poder de las elites, de los gobiernos y de todo aquel explotador, es tener
pueblos que no tengan una idea propia (un sueño propio) que defender.
Poblaciones enteras solo viven para cubrir
las necesidades básicas, y mientras tanto, recogiendo migajas de gustos y
caprichos que estén al alcance de sus ingresos.
Cada
pensante puede hacer una introspección, puede observar su consciencia y
encontrar los restos de sueños rotos, de sueños moribundos, o sueños
engavetados en cajones olvidados del cual ya no tenía memoria.
Pero también en esta introspección pueden ver
la lucha que tienen para no dejar morir sus sueños.
Esta lucha, este estado emocional que se
produce observando lo que ocurre con sus sueños por “causas ajenas a su
voluntad”, es la daga asesina que lo está convirtiendo en zombie.
Esta lucha, este estado emocional pasa por
todos los estados inferiores de negatividad hasta llegar a la muerte en vida,
si el pensante no se da cuenta del proceso por el que está pasando, nunca se va
a dar cuenta que está muerto en vida, cuando lo esté.
Tu puedes ver a los pensantes que están
pasando por el proceso. Hay unos que los ves protestando y maldiciendo a los
“culpables”, son capaces de matarlos si se los ponen al frente, luego a esos
mismos pensantes los ves quejándose, luego los ves pensando a donde huir.
Los
puede ver llorando, o evadiendo la realidad con vicios. Pero existe una
alternativa en la incurren muchos pensantes; “unirse al enemigo”, “venden su
alma al diablo”, al destructor de sueños, para salvarse ellos, sin importarle
ser parte de los crímenes que se sigan cometiendo.
Esta es la triste realidad. Aquel que no
defiende sus sueños, o ya los tiene muertos y está convertido en zombie, o se
unió al enemigo para convertirse en un criminal de sueños.
En
vista que soy un reincidente con ciertos datos que considero de valor, les
recuerdo: “todo lo que haya pasado o este pasando con tus sueños tiene un solo
responsable; tú”. La ignorancia o la
incapacidad no evita que seamos la verdadera causa de nuestras propias
desgracias.
Por tal motivo, quienes debemos hacer
consciencia y producir cambios en nuestras vidas, somos nosotros mismos.
Has una buena introspección, y dale vida a
tu vida, dándole vida a tus sueños.
Ha sido un placer. Buen provecho soñador.
Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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