PONIENDO EN DUDA LA INTELIGENCIA
PENSAR NO ES SUFICIENTE,
AQUÍ TE EXPLICO POR QUÉ.
Hola amiga(o) pensante. Si pensar fuera
suficiente no hubiera tantos pensantes con la vida hecha un ovillo. Tan enredada,
que ya están a punto de abandonar sus intentos de desenredar el lio, la incertidumbre,
la inseguridad y el desánimo que cada día le penetra más y le está llegando a
los huesos.
Es un hecho que no basta con pensar. La
inteligencia demostrada antes de la debacle económica y la amenaza de un virus
mortal, no está funcionando. Ya no se trata de condiciones personales, dominan
las condiciones externas que no dependen de la persona.
No se confunda amiga(o) pensante. Sucede que
sus patrones y sistemas funcionales que le daban buenos resultados, fueron
adecuados a unas condiciones sociales que ya desaparecieron. Se está en una etapa
de transición, y no se puede llegar a conclusiones definitivas.
No
está fallando la inteligencia. Si entendemos la inteligencia como la capacidad
para resolver problemas, los hechos tal cual como están ocurriendo,
imposibilitan al pensante de usar su capacidad pensativa tal cual como la venía
usando.
La velocidad para el análisis, para observar
y tomar decisiones se ha convertido en un hábito. La tolerancia al movimiento
que ya se ha convertido en una condición fija, forma parte de las dificultades para
pensar. Y sobre todo, en un ambiente que se desordenó, y está en pleno proceso
de cambio.
Se anuncia una nueva realidad social. Unos
nuevos factores que van a entrar en juego y que deben ser considerados a la
hora de pensar para tomar decisiones. Pero todavía no se ha concretado cuales
van a ser y cuando va a suceder.
Unos dicen que ocurrirá después de la
pandemia, y otros, que hay que ir
pensando en convivir con el virus el resto de la vida.
Para
muchos pensantes que han puesto en duda su inteligencia, su capacidad pensativa
o de análisis, les hace bien entender lo que está ocurriendo para que no continúe
por más tiempo desmantelando los buenos fundamentos de su personalidad, al creer
que no le funcionan por su culpa.
Hasta los gobernantes están tanteando en lo
oscuro para tomar decisiones. ¿Habrá un antídoto para el virus? ¿Cuándo? ¿Conviene
hacer esto o lo otro?, etc.
El
pensante acostumbrado, habituado a una velocidad o volumen de movimiento. Esa será
su zona de confort.
En esa zona de confort, el pensante se
siente confiado, tranquilo y conservando lo que piensa acerca de su
inteligencia. El brusco cambio de movimientos y de factores que intervienen en
ese movimiento, ha dejado a unos cuantos pensantes perdidos, confundidos, se
sienten cayendo en el vacío anulando su capacidad sin poder evitarlo.
Es recomendable que el pensante se observe. Que
determine y separe lo que le compete de manera causativa y de su entera
responsabilidad, de aquellas cosas cuya causa no dependen de él.
Lo que está ocurriendo ha sorprendido y ha
dejado desubicado a muchos pensantes. De ahí la importancia de diferenciar la
causa propia de la causa ajena, pero con el firme propósito de recobrar la
estabilidad y el equilibrio emocional. De modo que se pueda adoptar actitudes más
acordes con los acontecimientos que están en curso.
Poner en dudas la inteligencia, es poner en
dudas la capacidad para resolver problema, y eso es justamente lo que está causando
la pandemia y sus consecuencias; “problemas a resolver”.
Y de
paso, problemas que no se parecen a ningún otro que hayamos tenido antes. Son
problemas novedosos y no se tiene una experiencia previa que sirva de base a la
hora de reflexionar para tomar decisiones.
La
actividad pensativa, no es solamente pensar. Ya lo hemos repetido muchas veces,
el acto de pensar es natural, pero la actividad, el acto en sí, tiene sus detalles
y no se puede perder consciencia de ellos.
El pensar en automático, como un hábito, es
mortal para el pensante. Automatizar acciones físicas, es parte de la eficiencia
en la ejecución de muchas actividades, pero es un error automatizar el acto de
pensar.
De ese
acto depende la calidad de vida de un pensante. Su personalidad no puede ser una
especie de robot. Su comportamiento no puede ser reactivo, que respondan solo
por programas mentales.
La
sociedad terrestre está viviendo una experiencia que puede dar lugar a que
tengamos un futuro mucho mejor que el que teníamos antes de la pandemia.
Esa es la razón por la que el tema tratado es
de gran importancia para el pensante que analice la situación tomando en cuenta
los puntos tratados.
Ha sido un placer. Buen provecho poniendo la
inteligencia en el lugar que le corresponde. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
Comentarios
Publicar un comentario