TEN CUIDADO EL PISO ESTÁ RESBALADIZO
MUCHOS NO RESISTEN LA
PRESIÓN Y SE PREGUNTAN; ¿DÓNDE ESTÁ LO BONITO DE LA VIDA? ¿CÓMO SE PUEDE SER
FELIZ EN MEDIO DE ESTA CALAMIDAD?
Hola amiga(o) pensante. Llega otro nuevo día
para los que pudieron dormir, y la continuación de la tortura del día anterior para
los que no pudieron dormir. La inclemente presión, más la incertidumbre se vuelve
insoportable.
Para los que pueden dormir y los que no
pueden, los problemas a resolver son el pan de cada día. Cada quien los tiene
diferentes, no son los mismos problemas, y si se parecen, cada quien tiene una
actitud diferente ante ellos.
Siempre ha sido así, pero ahora parece que pesan
más que nunca, sobre todo a aquellos que nunca pensaron que las tragedias
ocurren, y que la vida tiene sus altos y sus bajos.
Pero hay un tercer caso que no tiene ningún
problema a resolver, sin importar cuantos amaneceres o nuevos días lleguen,
ellos no tienen problemas. Muchos están deseando ser uno de esos que no tienen
ningún problema, sin saber que esas personas ya no están con vida. Han muerto,
existieron, y esa es la razón de que no tengan ningún asunto a resolver en este
plano terrenal.
El
pensante mientras esté vivo, tiene cosas que resolver. Por lo tanto, su rol de
pensante tiene un objetivo; ser un solucionador de problemas.
Por lo general escoge los objetivos y con
ellos las dificultades que tiene que superar para lograrlos, pero no está
jugando solo, está en un campo de juego donde no puede controlar muchos
factores provocados por otros pensantes y sobre todo los factores naturales.
“El mundo” ha reconocido que no estábamos
preparados. Ni como sistema social, ni en lo individual. Pero no es el mundo
quien tiene que reconocerlo, somos nosotros, cada uno de los pensantes debiera
reconocerlo ahora, ya, para que pueda adoptar una posición más responsable
consigo mismo.
Por ejemplo; por fin se le está dando
importancia al sistema inmunológico, a la capacidad natural que tiene el
organismo para resolver sus dificultades. ¿Pero que han hecho los pensantes
para no convertirse en destructores del sistema inmune de su organismo?
Desde hace décadas se ha comprobado
científicamente el efecto psicosomático. Vale preguntar; ¿Quién está preparado
para no afectar de manera negativa su sistema inmune?
¿Dónde están los programas para convertir a
las personas en pensadores que tengan el suficiente control de su actividad
pensativa para NO producir pensamientos que le generen estados emocionales que
desestabilicen su salud física?
Y la pregunta con la que muchos van a estar
de acuerdo; ¿Qué hacen los pueblos como el venezolano que no tienen el
suficiente ingreso para alimentar a su cuerpo y cuyos sistemas inmunológicos ya
tienen una enorme deficiencia?
Cada pensante tiene la vida en sus manos, no
puede permitirse que el estrés o la presión lo quiebre, depende de él que las
dificultades por las que está pasando empeoren.
Hemos hablado en artículos anteriores “del
problema del problema”. Se trata de la opinión, consideración o manera de
interpretar los hechos. El efecto psicológico negativo que se produce el
pensante, es el problema del problema.
Una acción que ahora ejecutamos de manera
fácil y no lo vemos como problema, en un principio lo fue, ya está resuelto y
sabemos cómo hacer el proceso, por eso no lo consideramos un problema.
Los recursos básicos necesarios para la
supervivencia son siempre un asunto a resolver, son problemas del día a día. Pero
solamente cuando se hacen escasos o no hay dinero para adquirirlos, le ponemos
la etiqueta de “problema”.
Así es la vida de todo pensante, se lo pasa
en un constante resolver. Pero hay algunos que creen que ellos son los únicos
que tienen asuntos que solucionar y se preguntan: ¿dónde está el disfrute?
¿Dónde está la felicidad? ¿Qué es lo bonito que tiene la vida?
Son típicas preguntas de aquellos que hacen
de los problemas un problema. Los efectos emocionales negativos son sus
ganancias de todos los días, razón por lo que sienten que no hay manera de ser
feliz. A menos que sea o tenga lo que tienen quienes el supone que lo son.
La búsqueda de la felicidad, el empeño en
encontrar lo bonito que tiene la vida, se convierte en un fracaso cuando el
pensante considera que para obtener lo que desea experimentar, no debe tener
ningún problema. No reconoce que el problema de los problemas es él, esa es
toda la dificultad para vivir en paz consigo mismo.
El pobre piensa que los ricos no tienen
problemas, así que para no tener problemas a resolver, hay que ser millonario,
tener mucho dinero, por lo tanto él nunca va a ser feliz hasta que no sea un
ricachón.
Lo millonarios que llegaron a sus fortunas como
solucionadores de problemas, amanecen pensando en que nuevos problemas
involucrarse. Y el pobre infeliz amanece pensando cómo vivir sin problemas.
Para ricos y pobres, para cualquier pensante,
su experiencia de vida, su manera de sentir la vida depende de su actitud.
Depende de su manera de ver sus problemas o asuntos a resolver.
Para que un pensante experimente lo que está experimentando
de la vida, todo tiene que llegar y ser procesado por él en su propio mundo, y
generar una opinión, una idea o una consideración que le haga sentir esa
realidad
Él produce su felicidad, su tranquilidad, o lo
bonito de la vida. Hay quienes amanecen agradeciendo a su creador por amanecer
otro día con vida para vivir lo que están viviendo, pero hay otros que no
desean ni voltear a mirarlo por la mala vida que llevan.
Con esta pandemia y sus consecuencias,
muchos pensantes han perdido la estabilidad psicológica que venían disfrutando.
Fueron sacados de sus zonas de confort de manera violenta.
Nunca
imaginaron que no eran los suficientemente fuertes, o que no tenían la
suficiente comprensión de si mismo, y ahora están sorprendidos de lo que ocurre
con ellos en su mundo interior. Hay un miedo que antes no sentían, hay
inseguridad, la confianza se debilita y el ruido amenazador de la avalancha se
oye cada vez más cerca.
La presión o el estrés les quebró el piso,
perdieron el apoyo y sienten que caen al vacío. Comienzan los efectos negativos
a reflejarse en el cuerpo, en la mente y a desordenarse el mundo interior.
Ahora sin tranquilidad, sin poder conciliar
un sueño reparador, el pensante se siente que está en arenas movedizas, se está
hundiendo poco a poco y no sabe que hacer para detener la caída. Está en manos
de lo que ocurra en el mundo donde se desenvuelve, y al parecer nadie da
garantías de nada.
La vida parece una novela de terror,
desarrollándose con una extrema trama de suspenso, capaz de matar a unos
cuantos por infartos.
No trato de asustar, pero hay muchos
pensantes que solo reaccionan con impactos. Puede que no seas tu una de las
victimas de su propio desequilibrio, pero no está demás seguirse fortaleciendo
y estar preparado para servirle de apoyo a los débiles.
Hasta el último día de mi vida voy a estar
aconsejando la importancia que tiene para cualquier pensante, tener control de
su acto de pensar.
Es fácil darse cuenta cuando pierdes el
control. Nada más observa que cosas causan que te pongas a pensar de una manera
desenfrenada en algo. Las cosas que te enojan, que te hacen llorar, te
deprimen, sientes miedo, etc. El tiempo que permaneces en esos estados
emocionales negativos, es otro indicativo de cuanto descontrol del acto de
pensar padeces.
No tienes que aprender a pensar, Ya sabes
pensar, ya puedes pensar, pero lo que puede estar sucediendo, es que no
mantienes el control todo el tiempo, y cuando lo pierdes, te cuesta
recuperarlo.
Ten la seguridad, que si hay descontrol, es
que has creado malos hábitos, la forma de llevar a cabo el acto de pensar tiene
fallas, y lo que se debe de hacer es revisar todo el proceso, hacer consciencia
de la actividad pensativa para ejercitarse manteniendo la atención y la
intención bien claros de lo que se quiere corregir y lograr.
Ha sido un placer. Buen provecho con tu acto
de pensar. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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