EL ENEMIGO VA POR DENTRO. ASÍ NO SE PUEDE ESCAPAR
EL PEOR ENEMIGO DEL CUERPO ES EL MISMO PENSANTE
Hola amiga(o) pensante. Todo lo que hagas para
protegerte y defender tu vida está muy bien, pero solo si el enemigo o la
amenaza es externa.
¿Y qué pasa si eres tú mismo quien eres
peligroso para tu vida, para tu cuerpo y tu salud?
¿Quién puede evitar que hagas de tu vida
interior un infierno, que no puedas tener paz interna?
¿Quién puede evitar que atormentes y tortures
a tu cuerpo, si el pobre no se puede defender de ti?
¿Quién puede evitar que propicies mala salud o
desordenes en tu mente y vivas deprimido, estresado o infeliz?
Es cierto, el sistema que monopoliza la economía, la tecnología y el
poder militar en el planeta está a la caza de pensantes usando cebos tentadores
con apariencia inofensiva, pero para ser honesto, el que cae es porque lo
permite. Le da la gana de confiar, le da flojera de tomar precauciones,
subestima el sistema o se deja dominar por su superego y se cree el más
inteligente del planeta.
Pero a todas esta, si no se puede dejar de propiciar con los
pensamientos mala salud, enfermedades, estados anímicos deprimentes, no hace
falta hacer mucho esfuerzo para echarle una mano para que se autodestruyas
psicológicamente.
Los pensantes por lo general, en lugar de reconocer su incapacidad o su
impotencia, prefieren echarle la culpa a las circunstancias que vive y a quien
o quienes considera causantes de los hechos.
Su cuerpo tiene el colesterol alto y lo está matando, pero la culpa es
de esa mala comida que come. Como si la comida chatarra le ata las manos en la
espalda y lo obliga a abrir la boca, a masticar y tragar toda esa porquería que
sabe que le va a causar la muerte a su inofensivo cuerpo.
El pensante sabe que los contenidos de los pensamientos que produce son
inmundicias que le contaminan la mente, el cuerpo y hasta el alma, pero él no
hace nada al respecto porque la mala suerte causa que todo le salga mal para
que piense de esa manera tan deprimente.
¿Y qué puedo hacer? El pensante usa
esta pregunta como respuesta o excusa porque no tiene la valentía de aceptar de
frente que se comporta como un inútil.
Presiente que no es un inútil, que si quisiera puede hacer lo que le han
recomendado y que ha entendido porque tiene suficiente inteligencia para razonar,
que su estilo de vida lo está matando y haciéndolo vivir en un infierno.
El pensante sabe lo que le conviene hacer o no hacer. Ya conoce los
efectos de sus malos hábitos, vicios, costumbres, manera de pensar o de actuar.
Lo sabe, no está tan loco para comer de la poceta los excrementos que otro ha
dejado.
Este es el tipo de pensante que, en el último minuto, cuando ya el
doctor le dice a él y a su familia que no hay más nada que hacer, es entonces
que quiere, que jura, que implora por tener una nueva oportunidad. Pero ya San
Pedro o el portero del infierno lo tiene en la lista de ese día.
Las preguntas al comienzo de este texto las tiene que responder cada
pensante. ¿Quién puede evitar ser un maltratador, torturador o asesino de su
cuerpo? El mismo pensante. No hay otra respuesta.
Todavía en los manicomios usan las camisas de fuerza, y le meten
poderosas drogas que los dejan como un pelele para que no puedan hacer daño a
su cuerpo, pero ya los enfermeros no quieren lidiar con locos y prefieren que
se mueran rápido. No los puede atender su familia por lo peligroso y
generadores de problemas que son, imaginen a un extraño aguantando sus
loqueras.
Okey, admito, estoy haciendo la cosa más dramática para ver si causa una
reacción, ¿pero cómo hacemos para que ese amigo o esa amiga que tanto amamos, haga
algo por su obesidad, para que deje el vicio del alcohol, o sea más cuidadoso
con su salud.
¿A cuántas de las personas de nuestro entorno no se le oye quejarse de
lo negativo que es, de lo negativo de su manera de pensar, o que reconoce que
su mala salud es producto del desorden que tiene con su forma de pensar?
Porque eso es otra cosa, todo el mundo habla de su manera o forma de
pensar, y cuando quiere dar consejos psicológicos sabe que tiene que decir que
el problema es la manera de pensar.
¿Saben ustedes a que se refieren con esta expresión:
“manera de pensar”?
Si les digo que su “manera de conducir” su vehículo merece que le quiten
la licencia por lo malo que lo hace y lo peligroso que es; ¿qué hace una
persona que no quiere que le suspendan la licencia de conducir?
Estoy convencido que saben que tiene que hacer esa persona para aprobar
ser un buen conductor.
Y si se le dice a esa persona que cambie su manera de pensar, ¿por qué
carajo la gente empieza a querer seleccionar pensamientos que ya sabía desde
hace mucho tiempo que son los que tiene que pensar, y no se ocupa en atender el
acto de pensar, como el conductor que corrige su manera de conducir.
Observa esto mi querida amistad. Cualquier persona con un dedo de frente
SABE que pensamientos son buenos y cuales son malos para él. Su problema no es;
que no sabe que pensamiento pensar. Has la prueba y pregúntale por curiosidad,
cuáles serían pensamientos con contenido positivo adecuados para que cualquier
persona piense.
Te va a hacer una larga lista; y luego pregúntale si el mantiene esos
tipos de pensamiento en su cabeza.
En una ofensa decirle a una persona deprimida que piense de otra manera
o que sea más positivo. Esa persona ya lo sabe, y lo sabe tanto que está
tratando de controlar su actividad pensativa para no seguir pensando lo mismo.
Sabe que esos contenidos de lo que piensa es lo que lo tiene en ese mal estado
anímico.
Tengo 12 años que me enfoque de lleno a lograr un control al máximo de
mi actividad pensativa. Puedo dar fe que no es un asunto fácil de lograr. Lo
que, si es cierto, que cada pequeño progreso, se convierte en una espectacular
experiencia.
Y esas experiencias son como faros de una ciudad que se van encendiendo
de manera gradual aumentando cada vez la claridad. y la ciudad que uno creía
conocer muy bien tiene matices hermosos, tonalidades deslumbrantes, y detalles
en muchas cosas que muestran que lo que uno creía que era, no lo era.
La verdadera estructura de nuestro mundo es tan acogedora, que después
de comprobarlo no nos podemos resistir a mudarnos por completo.
Volver a casa es reencontrarse con uno mismo. Los misterios acerca de
quiénes somos, de donde vinimos a donde vamos, y otras interesantes preguntas
muy comunes de los pensantes, allí se sabrá lo que se quiera saber.
La paz interior no es algo que se encuentra en el camino, hay que
trabajar duro, con empeño, a nadie le gusta sentirse mal, o sentir que su mente
parece un radio loco sintonizándose con emisoras amarillistas, escandalosas,
que solo hablan de dolor, sufrimiento y muerte.
Cualquiera entiende o está viviendo la experiencia y sabe que no se tiene
a donde huir o alejarse de ese radio loco que no para de hablar dentro de la
cabeza.
Esa es la razón que las personas afectadas psicológicamente, deseen una
cura de sueño o un medicamento que los duerma, que los anestesie para no oírse a
sí mismo o perder consciencia de sí mismo.
No existen curas rápidas de los desórdenes psicológicos por esta vía.
Los profesionales saben que todo depende del mismo paciente.
Imaginen que su cuerpo es una mascota; un
perrito o un gato. Nuestro deber es protegerlo y alimentarlo, si algún amo
obliga a esa mascota a comer algo que ellos rechazan, ese animal se va a
defender. Algo hace, y después huye cuando ve las intenciones.
Pero tu cuerpo no puede defenderse de ti. Está indefenso, y tiene que
tragar lo que le des. Como evita el pobre que el pensante le descargue toda su
basura emocional.
Primero se extermina la misma humanidad antes que lo haga el cambio climático.
Es en esa condición que se encuentra el promedio de consciencia de la suma de
todos los humanos.
De igual manera se puede afirmar, que primero se esclaviza y se manipula
el mismo pensante, que hacerlo el sistema.
Pero hay una solución. Se lo vengo repitiendo desde hace siete años. Esa
solución eres tú mismo.
El pensante es el problema, y es la solución. Los pensamientos se
producen pensando. PENSANDO. Pensar es un acto, una acción, el cómo te
encuentras con el control de ese acto en el momento que piensas, es lo
determinante para la calidad de los pensamientos que produces.
Están invitados a pensar en el acto de pensar. En toda mi vida, que ya
son 71 años, había oído hablar o mencionar de la importancia del control que se
debe tener de esta actividad.
Ha sido un placer. Buen provecho con el control. Nos vemos pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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