¿POR QUÉ ERES UN PSIQUICO Y OPERADOR CUÁNTICO?


¿QUÉ BENEFICIO DA SABER ESTO?

  Hola amiga(o) pensante. Hoy vamos a explicar por qué eres un psíquico y operador cuántico.

  Para producir un pensamiento hay que hacer un proceso reflexivo o de análisis que puede llevar tiempo observable, una variedad de planteamientos y distintos argumentos para procesar. Pero también puede ocurrir en fracciones de segundos; tan rápido que parece instantáneo.

 Se hace un análisis para llegar a una idea conclusiva, decisiva y en función de ellas proceder. En este análisis la mente juega un gran papel computando para el pensante, y es este que aprueba o desaprueba el pensamiento obtenido.

  Una vez que el pensante ha concluido su idea, ya no tiene que volver a pensar lo que sabe. Hay que establecer una diferencia entre los pensamientos en desarrollo y las ideas.

  Las ideas es el producto final con el que se queda el pensante, es la esencia del pensamiento.

  Una idea es un comportamiento de energía cuántica que funciona con el universo físico en el plano cuántico. En el nivel de las micro partículas y el nacimiento de los distintos comportamientos de las energías que sostienen la estructura observable. Como el átomo, moléculas y formas estructurales más complejas.

   El pensante debe saber y comprobar si tiene dudas, que tener una o varias ideas, es muy diferente a estar pensando para llegar a ella.

  Se puede comprobar que, si necesita comunicar su idea, va a tener que usar un método simbólico con palabras u otros elementos para poderlo hacer. Es decir, se ve obligado a hacerlo porque las ideas no son palabras, es un registro tipo criptográfico que queda en la mente. Las ideas necesitan ser codificadas para comunicarlas.

 Por esa razón piensas con palabras cuando recuerdas lo que ya sabes. Tú mismo necesitas el lenguaje para entenderte o entender tu idea.

 Esta codificación de ideas no solo es útil para recordar lo que se sabe que se sabe, también nos va a servir para saber lo que ya sabemos, pero no estamos consciente de que es lo que sabemos.

  Es decir, el pensante puede aprender a conectarse con el campo cuántico de consciencia global y saber acerca de algo. Pero luego va a necesitar el lenguaje para entender y comunicar las ideas que adquirió. En esta conexión cuántica no existe el lenguaje verbal.

 Seguro que se habrán preguntado, apartando a los farsantes y tracaleros, ¿cómo hacen algunos para “leer las cartas”, “el tabaco”, las piedras, las cenizas, el péndulo, y toda clase objetos que se les antojen, y son bastante asertivos con sus lecturas?

  Ya les dije que el pensante puede conectarse a través de su propia mente, no el cerebro, con el campo global cuántico de consciencia. El llamado registro akáshico en parte da un poco de acercamiento en su definición para entender este campo global de consciencia.

 Estos llamados adivinos, brujos, místicos, mentalistas, poseídos espirituales, etc. con sus absurdas interpretaciones de un fenómeno que no logran entender, han llenado el asunto de misterios, y de requisitos ceremoniales que no son más que tonterías producto de su ignorancia.

  El desconocimiento de lo que en esencia somos ha causado que sustituyéramos esa falta, con ideas o creencias que se convirtieron en verdades, y con ellas hemos propuesto soluciones a nuestros problemas y ya ven el poco éxito que tenemos con el control de la psiquis. Una humanidad bajo los efectos negativos de su propia psiquis.

  Antes que el doctor Ignaz Semmelweis por los años 1840 se diera cuenta que había que lavarse las manos entre cada procedimiento que tenían que hacer para evitar la mortandad de pacientes, por pura estadística, ya que desconocían la presencia de gérmenes y bacterias; existían todo tipo de ideas y creencias (erradas por supuesto) en las cuales se fundamentaban las soluciones que proponían.

  Así está ocurriendo con los pensantes con su desconocimiento de sí mismo, y su necesidad de identificación. Identificación que es más bien un proceso de conversión. Se convierten de manera íntegra en quienes asumen que son ellos y con estas solidas ideas actúan.

 Desde que se nace, desde que nos levantamos en la mañana, el cuerpo y las condiciones psicológicas que determinan nuestra personalidad, emocionalidad y sentimientos, están activas. Es una experiencia reiterativa, constante, permanente; no hay espacio ni tiempo para no estar sometidos a esta experimentación. A menos que el pensante se proponga abrir un espacio de tiempo para intentar revivir lo que en esencia es.

  Este continuo sometimiento a experimentar esta identidad, y las condiciones físicas del momento, produce un grado de convicción, o de certeza, que no es fácil quitárselo de encima de la noche a la mañana.

  Esta es la gran dificultad para el pensante modernizado, industrializado y tecnológico. Está siendo adaptado a no usar su actividad pensativa, o hacerlo lo menos posible. No es conveniente que piense por iniciativa propia.

  La parte positiva es que ahora existe la oportunidad con los avances tecnológicos en la física cuántica de demostrar como los pensantes en general son en realidad operadores cuánticos.

  Los Multiversos van a utilizar esa cualidad psíquica del pensante para inducirlos a vivir una vida virtual donde su voluntad e intereses se limitarán a lo que les propongan. Al final serán unos avatares felices en un mundo “creado por ellos”, sin darse cuenta que cumplen los programas que les han preestablecidos.

 El pensante quizás no encuentre que estos motivos sean necesarios para recuperar el dominio de su psiquis. Pero no debe olvidar que los efectos psicosomáticos causan más del 85% de las enfermedades y trastornos físicos, y que la calidad de vida emocional y sentimental depende de él.

  Pero también está demostrado que se pueden producir efectos orgánicos o alteración en el genoma con propósitos beneficiosos, o para lograr mejoras en las condiciones de resistencia ante ciertas circunstancias, como el frio o el calor, microorganismos dañinos, etc.    

  Vivir en paz con uno mismo, gozar de tranquilidad interior y mental, solo la aprecian aquellos que en este momento no la tienen.

  Los beneficios psíquicos “ni se compran ni se venden”. O el pensante los produce o sufre las consecuencias de su descontrol.

  Para aquellos pensantes vanguardistas que se están preparando para que la tecnología no los deje en el pasado y que a la vez no los convierta en víctima, estarán preparados para cuando lleguen las ofertas, las grandes oportunidades y haya tan pocos pensantes que puedan desempeñarse con los procesadores cuánticos.

  Ha sido un placer, si les interesa o no el tema, prueben a ver con un comentario o mi correo. No le paro a sus indiferencias, ya que mi objetivo es comunicar de lo que me he enterado. Pero si muchos más se enteran, bueno sería.

  Nos vemos pensante. Buen provecho con tu psiquis.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos       

Correo: emiliofernandezr@hotmail.com  

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