LA BELLEZA DE LA VIDA

 


 LA BELLEZA DE LA VIDA

         (Prosas mañaneras)

¿Quién dijo que la vida era bella y quién que era fea?

¿Dónde están esos despistados que quieren confundir a los inocentes niños que llegan a este mundo?

Si los veo, van a tener que sujetarme y taparme la boca.

¿Qué culpa tiene la vida que cada quien tenga sus propios ojos, que solo vea como quiere ver o que solo sienta como quiere sentirla?

¿Qué es la estética? Ni las matemáticas con sus cálculos precisos pueden imponer un modelo perfecto. Aunque lo hubiera, como la proporción áurea, la gente vive la vida indiferente a ella, produciendo sus propias composiciones de acuerdo a sus gustos.

Por eso, no todo el mundo se enamora de la misma mujer o del mismo hombre.

Por eso, un amanecer se ve bello si a la persona le gustan las auroras y de paso si ese día se siente de buen ánimo para pintar de colores ese amanecer.   

¿Qué es bonito y que es feo?

En la sociedad se producen estereotipos para imponerlos a todos y, aun así, cada quien se puede dar el lujo de escoger su propio modelo.

“La vida es bella”, usada como expresión curativa, que se le da a beber con cucharilla como un remedio a quienes desbordan de infelicidad y pesimismo, debiera ir acompañada de un implante de nuevos puntos de vistas.

La vida, no se desarrolla a gusto personal o individual. Cada quien mueve las ramas a su favor, al que le toca lo que le toca, es producto de esa interacción.

¿Dónde está lo bello de la vida o donde está lo feo?

Apunta con el dedo índice tu propio pecho. Ahí dentro de ti se “cuecen las habas”. De ese corazón y mente sale la belleza o fealdad de la vida.

Si la vida no se mira de esta forma, siempre habrá quien reniegue y quiera salir de ella. O habrá quienes la fealdad de la vida, los intimidará de tal manera, que mientras más dure con vida, más lamentará haber nacido.

Pero existe un truco muy bueno para aquel que la vida es fea o piensa que no tiene nada de bello. Ser selectivo, escoger pequeños momentos donde sintió que no era tan fea.

Debe mantenerse pendiente, de cada vez que ocurra un momento de la vida, que tenga la impresión de verla bonita, agrandar los ojos y hacer entrar toda la impresión que pueda hasta que le llegue al alma.

El resultado; se convertirá en un alma bella, con ojos para ver la vida bella. Así como te veo a ti.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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