LA IDENTIFICACIÓN PUEDE SER LAPIDARIA
LIBERA AL OPERADOR CUÁNTICO QUE HAY EN TI
Hola
amiga(o) pensante. Por naturaleza el pensante busca la expansión, el
crecimiento, abarcar más espacio; aquí están unos pocos tratando de alcanzar el
infinito o la totalidad del universo, mientras la gran mayoría se encierra con
sus identificaciones.
El buen actor puede coleccionar personajes, y rara vez se queda atrapado
en uno, por lo general ocurre al permitir que sus admiradores o la necesidad lo
obligue a quedarse encerrado en las limitaciones de esa identificación.
La identificación con el cuerpo físico, con la personalidad y todos los
aditivos que se le suman, como los que escribe en un currículo, son por sí
mismas acondicionadores del pensante. Le establecen límites, de los cuales, si
no está consciente, la sociedad se lo hace saber.
Muy pocos pensantes han examinado esta situación, y al no estar
consciente terminan encerrados, limitados. Su fuerza expansiva y de crecimiento
se encuentra con un freno que contrarresta todos sus esfuerzos por
desarrollarse, crecer o convertirse en un pensante de una mayor cobertura a su
entendimiento.
Ya hablamos de como la confianza en uno mismo se ve afectada si se apoya
en la personalidad o en el personaje que creamos para desenvolvernos. Junto a
ese mal, se puede agregar las restricciones que se impone el pensante cuando
pierde el control y la consciencia con respecto a la identificación.
Estos hechos negativos en la vida de un pensante no se subsanan con el
simple entendimiento, ya se ha perdido la habilidad, el determinismo, ha sido
una vida caminando al revés. Apegado y dependiendo por completo en quienes se
han convertido. Como el actor que sale del teatro y se lleva el traje de pingüino
a la calle para desenvolverse siendo pingüino.
El pensante se orgullece de sus encierros, se le oye decir que vive para
su familia. Pero, aunque no lo diga se ve a esa abnegada madre que no se
alimenta, no duerme, no va a un médico, ella misma no se importa, ya que vive
para su familia, y a eso lo llama amor.
El pensante es su cuerpo, sabe cuáles son los límites de su cuerpo, está
convencido que no puede ver, no puede comunicarse sin el uso del cuerpo, ahora
ayudado por la tecnología, que también le impone limitaciones.
El espíritu es por naturaleza expansivo, su alcance no se limita a lo
físico observable como se venía creyendo por la gran mayoría. Su alcance lo
límita su psicología, a los contenidos de sus pensamientos que usa.
Quiere saber, pero ya a esta edad sabe hasta dónde puede llegar, y
conque recursos cuenta para poder producir conocimiento o ser pionero de nuevos
avances que beneficien a la humanidad y de paso merecerse un reconocimiento.
Para resolver estas dos condiciones causadas
por la identificación, lo primero que tiene que saber con certeza, es que las
condiciones son psicológicas. Son productos de pensamientos ya establecidos,
usados y probados en la vida.
Los hechos ya le han dado un convencimiento real, por esa razón el solo
entendimiento no es suficiente para devolverle su poder, su habilidad y
determinación. La persona sabe lo que debe o no debe hacer, pero a la hora de
los hechos ese saber no le sirve de nada.
Sabiendo que las condiciones limitantes son productos psíquicos, y que,
aunque no se esté consciente o no se crea, somos psíquicos por naturaleza. Así
que el trabajo debe enfocarse en recuperar el control de la psiquis.
Y para lograr ese objetivo se debe tener
control del acto de producir pensamientos. El acto de pensar es al que hay que
dedicarle un programa de entrenamiento, ejercicios o prácticas para recuperar
ese control.
Observen esto amistades. En el acto de pensar
se ponen los contenidos, significados o la manera en que lo vamos a interpretar.
Esa interpretación conmueve al pensante o lo dicta la reacción que debe
tener o experimentar.
Por ejemplo; me supongo que alguna vez han agarrado una gran arrechera,
ojalá que los hayan filmado y grabado para que vean no solo las reacciones
físicas para esa manifestación de energía, sino toda la cantidad de cosas que
dicen.
Durante ese acto de pensar descontrolado, el pensante pierde criterio,
no observa, no analiza y el contenido de sus pensamientos decisivos pueden
llevarlo a cometer un crimen o hacerse daño.
Ya deben haber leído el mensaje para advertirles que son “OPERADORES
CUÁNTICOS”.
No es un mensaje para que saquen a relucir su fe o su creencia. Lo único
que deseo es que lo reflexionen y hagan sus propias investigaciones y pruebas.
Ese operador cuántico no puede ser efecto involuntario de sus
pensamientos. Ese pensante debe recuperar la habilidad perdida o dejada en
manos de la automaticidad de la mente.
El pasado, por lo menos la historia de esta
vida, debe ser reeditada. Todos esos pensamientos fundamentales, conclusivos,
decisivos, deben ser removidos y reconsiderados.
Hay que admitir que gran parte de esta personalidad, de quienes somos y
como nos comportamos, adolecen de muchas fallas. La experiencia, el
conocimiento acumulado nos ha puesto en una posición mejorada a la que teníamos
en esos momentos cruciales de nuestra vida cuando decretamos quienes somos hoy.
Quedas invitado, somos pocos, pero podemos ser muchos, con suficiente
peso para inclinar la balanza a nuestro favor.
Ha sido un placer. Buen provecho siendo el verdadero. Nos vemos
pensante.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
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