¿DE QUÉ ESTÁ HECHO EL MUNDO PROPIO?

 


NO SE PUEDE ENCONTRAR ESE MUNDO SI NO SE ENTIENDE DE QUE SE TRATA

  Hola amiga(o) pensante. Hablar del mundo propio sin explicar de que está hecho, puede provocar cualquier tipo de suposiciones y cause que la persona no encuentre el lugar donde se halla ese mundo.

  El cuerpo físico tiene su mundo. El ecosistema le permite su existencia y manutención, pero el pensante, este ser espiritual, no pertenece a este mundo biológico.

  Y pensar que pertenece a un mundo espiritual del cual nadie puede percibir, por lo menos mientras está vivo, no ayuda a entender y adquirir la suficiente comprensión para resolver sus asuntos personales mientras vive. Que es cuando le hace falta.

  ¡Ah! Pero si les digo que sus mundos propios es el resultado de todas sus producciones psicológicas, entonces ese mundo propio empieza a hacerse visible.

  El mundo propio está hecho de ideas, pensamientos o creencias. La estructura de ese mundo es psicológica. Ese es el mundo del pensante. Él se comporta como una abeja, sale de su colmena al mundo exterior a buscar motivos y razones para producir su deliciosa miel.

  Ahí dentro de ese mundo desarrolla su modo de vida al punto que se identifica con él. La identificación es como la cera que produce la abeja para fortalecer su panal, se endurece con el paso del tiempo, al punto que hace de ese mundo una fortaleza indestructible.

  Pero también queda atrapado. Su libertad llega hasta los muros de su fortaleza, y de allí nadie lo puede sacar. Solo él conoce el secreto de la estructura psicológica de su mundo.

  Inclusive, los diseminadores de creencias religiosas le ofrecen la salvación de sus dioses desde afuera, y hasta que el pensante no salga y acepte tomar esa creencia para meterla en la estructura psicológica de su mundo, jamás podrá recibir los beneficios ofertados.

  Así de resistente es esa estructura psicológica que hace el mundo propio de cada pensante.

  Ahora mis queridas amistades, ya tienen una idea acerca de lo que es el mundo propio y donde encontrarlo.

  Esa es la razón por la que los maestros espirituales aconsejan que busquen dentro de ustedes las respuestas que necesiten. Ese lugar dentro de ustedes se refiere a sus estructuras psicológicas que los hace ser quienes son y como son.

  Hablábamos en el artículo anterior de la necesidad de reiniciarse en este nuevo año, pero quitándose de encima toda la carga mental negativa que pueda haber quedado del año anterior.

  Para eso el pensante debe ser capaz de encarar su estructura psicológica para hacer lo que tenga que hacer, para lograr deshacer todo aquello que le pueda causar intranquilidades o perturbaciones de cualquier tipo, que le impidan enfocarse en sus objetivos.

  Quizás deban hacer prácticas por un tiempo para lograr meditar, o hacer introspecciones para poder observar y reflexionar sobre esos puntos que molestan la tranquilidad y paz interior.

  Lo recomendable es dedicar unos minutos diarios para contactar esa estructura psicológica de la que estamos hechos, y acostumbrarse a ver detalles. Llegará el momento que con un rápido recorrido se pueden dar cuenta de algo que esté mal puesto, colocado fuera de lugar, o sencillamente haya que botar.

  Para finalizar. Aquel que gane la experiencia para inspeccionar su propio mundo, quitar o modificar su estructura, va a comprender lo imposible que es para otro intentar o querer cambiar el mundo ajeno, y los problemas que causa cuando se intenta hacerlo. Esto incluye el mundo propio de los hijos o de cualquier niño.

   Ha sido un placer Buen provecho en tu mundo propio. Nos vemos pensantes.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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