NO HAY MANERA QUE TE PUEDAS ESCONDER DE TI
ACABA CON EL SUFRIMIENTO, LA INFELICIDAD Y LOS SENTIMIENTOS DE SER UN FRACASADO
Hola amiga(o) pensante. No hay lugar en la tierra o en el más allá, en
el que te puedas esconder de ti. Tu atención no te lo permitirá, así que habría
que volverse loco de remate como medida extrema para escapar de uno mismo, y ni
así es posible.
El pensante que ha descuidado su atención, se ha descuidado a sí mismo,
y está condenado a sufrir los dolores, malestares y estados emocionales
negativos el triple de intensos de lo que normalmente los pueda sufrir
cualquier persona con algo de voluntad sobre su atención.
La explicación es muy sencilla y demostrable. A ver, ¿cuánto les cuesta
quitar a voluntad la atención de ese dolor, malestar, o sentimiento de ser un
perdedor?
Mientras más fija permanezca la atención en ese problema, dolor o mala
condición, con mayor intensidad se siente.
Con seguridad les ha ocurrido que mientras están sufriendo un dolor o
malestar, ha ocurrido algo exterior a ustedes que hizo que la atención se
despegara de su problema, y durante ese tiempo el dolor de una manera “mágica”,
casi desapareció.
Pero apenas regresaron la atención al dolor, se encendió de nuevo. Toda
persona con unos años de vida ha pasado por esa experiencia. Entonces, la
pregunta que todos están obligados a responder si es que quieren llevar una
mejor calidad de vida es.
¿Qué porcentaje del sufrimiento que se padece es real y cuanto es
psicológico, o producto de la atención?
Pero no solo es el sufrimiento, la miserable vida, la minusvalía, las
incapacidades, también llamadas mala suerte o causadas por que se heredaron,
son fortalecidas e intensificadas por la atención fija en ellas.
Así como las personas solo se fijan, o fijan la atención en algo malo
que haga una persona, y no en las miles de cosas buenas que ha hecho, así
también se la aplican a ellos, pero con más saña.
Eso que llaman sus incapacidades, las inmortalizan, las hacen eternas.
No hay manera que su atención se despegue de su miserable vida.
Los fracasos, por poco valor que tengan, estos individuos que no le
ponen atención a su atención, se fijan, se pegan y se lo untan por todo el
cuerpo de tal manera, que se convierten en fracasados por toda la eternidad.
No es que se van a volver ganadores por arte de magia, sin ninguna
preparación acerca de lo que quieran hacer, si tienen voluntad sobre su
atención. Pero lo que sí es seguro, tienen el camino despejado para triunfar.
Los obstáculos insalvables son los que el mismo pensante se pone.
Hay algo que me alienta a darle ayuda a cualquier pensante, y eso es la
certeza que tienen de que “pueden ser
mejores de lo que son”.
El asunto es, que todos lo saben, pero… no tienen en la cartera ni en
los bolsillos algo de voluntad para trabajar por esa mejoría.
Simplemente no tienen tiempo, se les olvida, o lo hacen mañana. Seguro
que empiezan la semana que viene. Es una persona de palabra, responsable y
cumple con sus compromisos, pero él no es merecedor de ese respeto que les da a
otros.
Si han leído hasta aquí, no sé cómo van hacer para no acordarse de mí
cada vez que estén padeciendo un dolor, una mala condición, o situación
desagradable. La palabra “atención”, los traerá a “actividad pensativa.
Para aquellos que han empezado a practicar el dominio de su atención
poniendo atención en su atención, no se preocupen si se sienten que lo hacen
dentro de su cabeza, cuanto más control se gane, el espacio que abarca el
pensante como consciencia, parece extenderse hasta el infinito.
Disfruten la experiencia, pero insistan en mantenerse enfocados en su
atención.
¿Qué cómo sabes que lo estás haciendo bien?
No se está razonando, analizando, comprendiendo, recordando, imaginando
o teniendo pensamientos de cualquier tipo. No hay interés en saber nada.
Permítanse simplemente SER quienes en esencia son.
Ha sido un placer. Buen provecho, y mosca, que
tu atención te está vigilando. Nos vemos pensantes.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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