DEJA DE SER VÍCTIMA DE TI MISMO
¿HASTA CUANDO VAS A CONTINUAR CON ESE ENGAÑO?
Hola
amiga(o) pensante. El acto de pensar es una acción natural. Intrínseca al
pensante o ser espiritual.
Para analizar sin escollos si es un acto
aprendido o natural, dejemos a un lado la diatriba de si es el cerebro o el
espíritu el pensador.
Cualquiera de los dos que sea el protagonista,
las pruebas demuestran que es un acto natural.
Con una
conclusión rápida y superficial se puede llegar a pensar que la educación o el
aprendizaje causa que el cerebro o el pensante desarrollen esta capacidad para pensar.
El método, manera o estilo de ejecutar el acto de pensar entre los
pensantes puede variar, sin embargo, producir pensamientos es la característica
esencial de todos los pensantes.
El hecho que esos pensamientos, sean malos o
buenos, irracionales o racionales, inteligentes o muestra de ignorancia
absoluta, no significa que quienes pueden producir esos pensamientos, hay unos
que pueden pensar y otros no.
La educación o el aprendizaje es como echarle leña a la cardera o a la
fogata. La información es el combustible que utiliza el pensante para producir
pensamientos que respondan a sus necesidades personales y del grupo al cual
pertenezca.
El hecho de NO concientizar que el acto de pensar es un acto natural, y
de tener presente este conocimiento todo el tiempo, es lo que causa que muchas
personas sientan que no saben pensar también como lo hacen otros.
Es evidente que la diferencia entre pensantes
es por los tipos de pensamientos que producen, y esto debido al conocimiento o
aprendizaje producto de la experiencia que cada quien ha tenido. Pero la
persona afectada concluye que no sabe pensar o que el otro piensa mejor que él.
El modo, manera o estilo que usa el pensante para pensar, por lo general
lo adquiere de una manera aleatoria, o suponiendo que el modo en que él lo
hace, es el modo que usa todo el mundo.
Nunca ocurre que dos o más personas se sienten
a conversar para saber cómo se las arregla cada quien para ejecutar el acto de
pensar.
Todos sabemos por experiencia, que el que no
observa con atención lo que hace, va a terminar siendo víctima de sí mismo.
Además, no puede corregir o perfeccionar su estilo de ejecutar el acto de
pensar o cualquier acto que ejecute.
Fundamentalmente existen dos factores que motivan al pensante a pensar.
El correcto o positivo que debe ser hecho en un porcentaje mayor, es “PENSAR
POR INICIATIVA PROPIA”.
Es recomendable examinar con detenimiento que significa pensar, “por
iniciativa propia”. A la ligera se puede entender que todo el tiempo se anda
pensando “por iniciativa propia”, ya que no hay nadie más metido con uno “entre
la cabeza” azuzando para que se piense.
El segundo factor o causa que incita al pensante a pensar; son las circunstancias
o hechos. En otras palabras, son estímulos o señales que provienen de su entorno
o de sus recuerdos o memoria.
Desde que se nace se está pensando. La primera etapa es
recoger toda la información que sea posible para tener datos con que pensar, y
el resto ustedes lo saben, ya que pasaron por esa experiencia.
Lo que sí, es que casi nadie le prestó atención al acto de pensar. Muy
pocas personas observaron cómo se las arreglan para pensar.
La forma más común de pensar es memorizar sin
producir ideas o interpretaciones propias del contenido. El sistema educativo
se encargó de que los educandos se convirtieran en buenos memorizadores.
La capacidad de discernimiento no se tomaba o se toma en cuenta. Una
buena memoria era suficiente para graduarse y tener un título. Luego ese
graduado necesitaba como mínimo 5 años de experiencia para que aprendiera a
hacer lo que se suponía se le había enseñado.
Pero ese resultado no era tan catastrófico como
las consecuencias de no orientar a los estudiantes a pensar por iniciativa
propia. O a producir sus propias ideas.
La escases de genios, y de que no existan una mayoría de pensadores con
coraje y consciencia para pensar por iniciativa propia, fue producto del
sistema que impera en el planeta.
La iniciativa, viéndola en términos matemáticos,
es como el cero. Detrás o antes del cero “hay nada”. Nada motiva la existencia
del cero que no sea el pensante.
Igual debe ocurrir con el acto de pensar. Si a
la persona le llegan razones o motivos para pensar acerca de algo, su
iniciativa puede ser dudosa. Es decir, nadie lo obliga, es un deber o su
trabajo, y se supone que ya tiene una decisión de pensar cuando se lo pidan.
Pero muchas personas pasan el día pensando por
efecto de los hechos, las circunstancias, las necesidades que le apremian, sus
males o enfermedades, etc.
Por otra parte, ocurre que el sistema de dominación y control mental no
se detiene. Lo que a veces parecen pensamientos producto del criterio de los
pensantes, no son más que respuestas a la manipulación mediática, en todos los
estamentos y temas que deba abordar la sociedad.
El tema de moda, la tendencia, o de lo que todo el mundo habla, por lo
general no proviene de ti, ni de ti, ni de ti.
No les pido que crean todo lo que les digo o
lo aprendan de memoria. Reflexionen, observen “dentro de sus cabezas”, como le
hacen para pensar. Pregúntenle a otros y comparen. Luego opinas y hablamos.
Lo que sí quiero es pasarle un dato final. El gran logro de manipulación
psicológica moderno; es que se ha logrado que el manipulado o la víctima no se
dé cuenta que lo es.
Y si llegara a tener una crisis de protesta,
se va a culpar a sí mismo, o culpará al loro, al perro, al gato, y al hecho de
haber nacido.
Ha sido un placer. Buen provecho pensando. Nos vemos pensantes.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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