ASÍ SE PIERDE EL ROMANTICISMO

  


ASÍ SE PIERDE EL ROMANTICISMO

(Poema)

No hay romance sin amor.

Si se mantiene un romance con la vida,

la vida explota de belleza.

No hay ojos para lo feo, no hay pensamientos

de negatividad que siembren de infelicidad

el día que está por transcurrir, ni los meses

que están por venir.

Un romance con la vida permite vivir su magia

y su belleza reverbera en el alma, y extasiando,

no se puede dejar de admirar tan majestuosa

creación, sin admirar al creador.

Creación perfecta que solo los humanos insolentes

la única manera que tienen de empañar su belleza,

es creando una imitación de vida en su propio mundo

para demostrar que son mejores que quien los creó.

Es en esta vida privada donde maldicen su mala suerte.

Es en esta vida donde desean no haber nacido.

Es en esta vida donde mantienen sus odios y deseos de venganza.

Es en esta vida donde cohabitan con la depresión.

Es en esta vida inventada por ellos donde retan al creador

para demostrarle que prefieren vivir la vida que están imaginando,

que vivir la vida como les fue concedida.

Es en estos modelos de vida donde se agotó el amor.

El amor se les ha vuelto tan escaso y efímero, que apenas alcanza

para conseguir pareja y continuar manteniendo la supervivencia

de la especie humana. Y luego de los hijos, a esa pareja

les queda una relación de disgustos, roces y fricciones

dando como resultado un estado de infelicidad que los hace

lamentar haberse conocidos.

No hay romance sin amor, y sin un romance con la vida

no se puede amar la vida de otro ser.

Así se pierde el romanticismo.

   Autor: Emilio R. Fernández Ramos    

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