NADIE SUFRE PORQUE QUIERE SUFRIR…PERO


PERO NO RECONOCEN QUE LO QUE HACEN PARA SOLUCIONAR NO LES FUNCIONA.

 Hola amiga(o) pensante. Está bien; no hagas caso. No le prestes atención a tu acto de pensar. Sigue disfrutando tu desorden mental, tu descontrol emocional y tus estados depresivos.

  ¡Ah! ¿No lo disfrutas? ¿No gozas con esos malestares psicológicos que te agobian?

  Pues pareciera que sí. Si no puedes prestarle atención al acto de pensar, que es lo único que te pido que hagas. ¿Dime tú que puedes hacer que sea más sencillo?

  Haz la prueba, tú qué sabes bailar o caminar, actos que haces muy bien con buenos resultados. Préstale atención al acto de bailar mientras bailas o al acto de caminar mientras camina y observa lo que sucede cuando te concentras en ver cada uno de los detalles del proceso.

   No te lo voy a decir; haz la prueba. Convéncete tú mismo.

  Eso mismo va a suceder con el acto de pensar desordenado y sin control que padeces cuando le prestas atención.

  La compulsión de pensar que no sabes porque sucede, se va a detener. No importa si el control lo tiene la mente, o eres tú mismo que no puedes controlarte.

  Toda acción, todo acto que ya se esté ejecutando bien o mal, después de un tiempo se automatiza. El pensante deja de prestarle atención al acto en sí, para atender los resultados o los efectos del acto.

  En este momento atiendes el descontrol emocional, la ansiedad, la angustia, las manifestaciones de la depresión, del estrés, pero no observas con atención el acto de pensar.

  Te importa la tristeza que experimentas, y te abrazas con mucha atención a tu tristeza para sufrirla en todo su esplendor.

  Te abrazas a tu intranquilidad a tu nerviosidad y abrazado a ella tratas de tranquilizarte, de dejar de estar sufriendo esa nerviosidad.

  Eso no funciona. Ya debes haberlo comprobado; debes tener una larga experiencia viendo que no te funciona.

  Prueba prestarle atención a lo que ocurre dentro de tu cabeza. Prueba prestarle atención detallada a lo que esté sucediendo con tu acto de pensar.

  Observa tu propia impotencia para evitar que las mismas imágenes, recuerdos, o ideas estúpidas ocurran. O vengan a tu mente a generar más ansiedad.

  Aquellos pensantes que reconocen que no pueden cambiar actitudes, comportamientos, desordenes emocionales, etc. son pensantes que están tratando de eliminar, quitar o desaparecer los efectos del descontrol del acto de pensar que padecen.

  Como último recurso, ante la desesperación, se opta por encontrar la manera de no pensar. Bien sea con una cura de sueño, deseando dormir de cualquier manera, esperanzado que cuando despierte haya desaparecido el desorden mental.

  O dedicar sus últimas fuerzas vitales para detener, o parar la mente o la actividad pensativa para no pensar nada.

  Ahora que tienen comunicación global con todo el mundo; averigüen si con esos métodos alguien ha solucionado el desorden mental que padece.

  ¿Quieres de verdad salir de ese infierno? Lo primero que tienes que hacer es dedicarle unos minutos diarios a observar como ocurre el proceso que llamas “PENSAR”. 

  Te vas a sentir tentado a prestarle atención a lo que estés pensando. Ese es el hábito, eso es lo que vienes haciendo, tu atención se centra en lo que piensas o lo que la mente te está mostrando o los efectos que te atormentan.

  Es hora de que te retires un poco, es hora de que despegues el rostro del monitor, o de la pantalla mental, y veas con más amplitud lo que está sucediendo.

  Ten la certeza que vas a empezar a cambiar las malas condiciones en las que vives en tu mundo.

  Ha sido un placer. Buen provecho observando lo que haces, observando cómo lo haces. No va hacer falta que te digan lo que tienes que hacer para crear un clima de paz y de tranquilidad interior.

  Nos vemos pensantes.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos    

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