LAS VICISITUDES DEL SEGUNDO AMOR
LAS VICISITUDES DEL SEGUNDO AMOR
(Poema)
El primer amor pega los sentimientos del techo.
Es tan explosivo que lleva la vida completa
a un nivel de éxtasis, que la experiencia de la vida
alcanza un nivel extremo de felicidad, de dicha y de
placer
apoteósico.
Pero las probabilidades de vivir esos sueños tal como
la imaginación lo has diseñado para que sea una
experiencia para toda la vida; se empieza a derretir
como
el hielo cuando se somete al fuego de la realidad de
la vida
que no se parece en nada al eterno paraíso del amor
que se pensaba se iba a vivir eternamente.
Los primeros amores se derriten y quedan en su mayoría
como sueños frustrados, pero aparece la necesidad de
volverse a enamorar sabiendo que ya no puede haber
un amor tan sublime, diáfano, y espontaneo como ese
primer amor.
Y se pare un segundo amor mediante un proceso
más selectivo, que se parezca lo más posible a la
realidad
de los acontecimientos de la vida y no a la exclusiva
realidad
que se construye en la mente con sueños de fantasías.
Este segundo amor viene con la debilidad de no poderse
comparar con la calidad del primero, así que tiene que
dejar
que la razón y el buen juicio ocupen un puesto en la
mesa
de negociación con el corazón, para darle curso a los
sentimientos.
Toda la esperanza de ser feliz y disfrutar la dicha de
convivir
con un amor que colme las expectativas amorosas para
el
resto de la vida, convierte el segundo amor en una
delicada
base de sustentación que, si se llega a romper, lo que
se recoge
en el fondo del fracaso, es una vida destruida y
deseccionada
tanto del amor, que ya no se puede amar ni así misma.
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