GUERRA COGNITIVA Y RESILIENCIA MENTAL


GUERRA COGNITIVA Y RESILIENCIA MENTAL

Hola, amiga(o) pensante:

A la sociedad en general —y especialmente a los padres— les preocupa la capacidad cognitiva de sus hijos. Se ha comprobado que el conocimiento puede ser inducido a restringirse mediante procesos subliminales ocultos en comunicaciones que aparentan ser informativas, educativas o de orientación, quedando así estrechamente limitado.

A este proceso encubierto —pero visible para quienes saben ver y oír— se le ha llamado “guerra cognitiva”. Nada nuevo para la humanidad: el dominio se ha logrado históricamente manteniendo a la población sin criterio propio, sin capacidad reflexiva, e incluso sin derecho a cuestionar.

Las nuevas generaciones, expuestas de forma permanente al influjo de las redes, apenas tienen tiempo para revertir el flujo de información que reciben. Lo que hacen, más bien, es absorber y fijar en sus mentes aquello que les suena bien o les simpatiza.

No practican la introspección consigo mismos, y su mente responde al acondicionamiento. Así se pierde la enorme eficiencia de esta herramienta en la generación de conocimiento.

Recibir conocimiento es una cosa; crearlo, otra muy distinta. Muy pocas personas son conscientes de su capacidad para generar conocimiento. Desde niños se les amaestra para recibir, copiar, fijar y repetir. Algo les queda de criterio, pero se pierden lo mejor de sí mismos.

El antídoto a este flagelo es la autosuficiencia psicológica. Estas palabras pueden sonar a logro académico, a carrera universitaria con innumerables posgrados. Pero es todo lo contrario: se nace siendo autosuficiente psicológicamente, y poco a poco esa capacidad se va perdiendo. Pruebas realizadas a estudiantes en distintos niveles del sistema educativo han mostrado una reducción progresiva de esa capacidad a medida que avanzan en su formación.

Una persona debe aprender a conducirse antes de enseñar a otro. Por ejemplo, un instructor de cualquier oficio debe saber hacer lo que va a enseñar. Esta lógica no se aplica al enseñar a conducir la mente, los pensamientos y las emociones. De hecho, parece que son muy pocos los que están en capacidad de enseñar autosuficiencia psicológica, y en el sistema social cada uno se conduce como mejor le parece.

Para el ciudadano de a pie, no hay ningún peligro ni amenaza en recobrar su capacidad cognitiva. Pero a quienes se apoyan sobre sus hombros, a los que viven del sudor de las frentes ajenas… a esos sí les molesta la autodeterminación en otros.

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Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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