EL HÁBITO DE PREVENIR


.  LA SALUD, AHORA OCUPA EL LUGAR QUE LE CORRESPONDE.
  Hola amiga(o) pensante. De manera definitiva somos una sociedad renuente a romper las rutinas o hábitos que ya tenemos programados.
   Visto esto desde otra perspectiva, es como decir, somos renuentes a cambiar comportamientos o conductas. Esta renuencia forma parte fundamental de la personalidad y se activa de manera automática cuando hay que salir del hábito, o de la zona de confort, inclusive ante una emergencia, como es el caso que ha provocado el coronavirus.
  El pensante no solo limita su disposición para cambiar comportamientos, también arrastra con él a su organismo o cuerpo físico, el cual se ve obligado a perder experiencias necesarias para mantener un amplio campo de contacto con el ambiente, necesario para la auto-programación de su sistema de protección y defensa. En otras palabras, pierde oportunidad de mantener activa su capacidad de adaptación.
   Hay personas que pasan meses o años que no reciben los rayos del sol, que no se bañan con agua fría, no ponen los pies descalzos en el suelo, etc. Y a veces las circunstancias exigen, o los obligan que deben hacerlo, pero su cuerpo está desadaptado.
   La disposición de los pensantes para los cambios está disminuida. Al punto que le deja poco margen de movilidad.
   Romper el hábito o romper una conducta se vuelve una tarea dura, de fuerte sacrificio, ya que las condiciones que quiere o que exige para poder sentirse cómodo, son precisamente las que han desaparecido.
   Con la crisis causada por el coronavirus han quedado al descubierto innumerables debilidades y limitaciones que padecen los pensantes. Yo que tú, aprovechara de ver mi nivel de tolerancia ante la crisis, que tan afectado me encuentro. Que tanto mantengo el control del acto de pensar, observando el tipo de contenido o pensamientos que se producen.
   En este momento nos encontramos en el medio de un bombardeo de información mediática, producido por distintos intereses que desarrollan un combate para lograr sus objetivos particulares.
   Somos la población civil de una guerra, que aparte de estorbar, podemos ser piezas de utilidad que puede aportarles beneficios. Sería importante saber con quienes nos estamos parcializando, a quien creemos, y sobre todo si hemos adoptados conductas acordes con las publicaciones que creemos son la verdad.
  He visto aquí en Venezuela, personas anti-chavista o anti-maduro, que ven como una ridiculez andar con tapa boca. Esto debido a su odio al gobierno que es el que está llamando a que se haga.
  Y así se pueden ver personas de cualquier ideología o creencia que han perdido el criterio y son conducidos como borregos usando los medios de comunicación.
  Pero lo realmente importante de observar, es la incapacidad de muchos pensantes para ejecutar acciones PREVENTIVAS.
  El marketing intensivo de esta sociedad mercantilista, ha condicionado a las personas a no ver o pensar en el futuro. “Compra ya, antes de una hora y recibirás beneficios adicionales”. “no dejes para mañana lo que puedes hacer ahora, y si no puedes nosotros te damos el crédito”. “vive y disfruta el presente, aunque mañana te estés muriendo de hambre o tu cuerpo termine en un hospital”.
   Prevenir, es el llamado de la organización mundial de la salud, pero a la mayoría de la población le cuesta ejecutar una acción que en el fondo le parece innecesaria, porque están seguros que no se van a enfermar. Inclusive, se hacen preguntas tontas para encontrar motivos para no hacer las acciones preventivas: ¿Cómo sé si me voy a contagiar o no? Además, aquí no ha aparecido ningún caso de coronavirus.
   En medio de la crisis, le están haciendo un reconocimiento al médico húngaro “Ignaz Semmelweis” a quien metieron en un manicomio por insistir hace 170 años que los médicos se “lavaran las manos” antes de intervenir a un paciente.
  Yo a veces pienso; “cuantos me habrán metido en el manicomio del desprecio por estar como un loco repitiendo que la manera de prevenir enfermedades físicas y mentales es mantener o recuperar el control de la actividad pensativa.
   Es un hábito, una costumbre “No prevenir” aunque la persona sepa que hay evidencia de que fumar a causado que muchas personas mueran por problemas pulmonares.
  Cuantas personas no saben de los efectos dañinos de las drogas, sin embargo, aunque se estén muriendo o sufriendo los efectos terribles de las drogas, no puede abandonar el hábito. No puede cambiar el comportamiento, no puede cambiar la conducta.
  Repito esto, debido a que la incapacidad para hacer cambios en la personalidad, se ha vuelto una forma natural o normal del pensante. Con facilidad se adapta a la limitación, y luego cuando se ve en peligro, no cuenta con él mismo o con la voluntad suficiente para superar el problema.
   Existe la solidaridad, existe la cooperación y la ayuda, pero si tú no puedes romper un mal hábito, o hacer cambios en tu comportamiento, para ti no habrá salvación si el enemigo de la salud te agarra para matarte.
   Ha sido un placer. Buen provecho previniendo. Nos vemos pensante.
   Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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