LA EXPERIENCIA NO ES SUFICIENTE


NO PUEDES HACER CAMBIOS EN LA PERSONALIDAD, SI NO ACTUALIZAS LAS IDEAS.
   Hola amiga(o) pensante. Es duro para un pensante cuando se le dice que, “es como es, porque así lo ha decidido”. O que su enfermedad física es inducida por sus ideas o manera de pensar.
  El pensante que reconoce tener problemas en la vida, bien sea de salud física o mental, le cuesta aceptar que tenga alguna intención o deseo de estar o ser así.
  Y menos para reconocerlo cuando sabe que ha estado por mucho tiempo tratando de cambiar. Es una contradicción y hasta una ofensa que alguien pueda creer que es su culpa o responsabilidad.
  Sin embargo, puede ser un pensante consciente y convencido que somos como somos, producto de nuestras ideas o creencias. Puede ser un pensante que le consta que existe en su mente en un área fuera de su consciencia, registros de pensamientos o ideas, producidas en circunstancias dolorosas, presión o peligro de muerte de los cuales ahora no recuerda, ni tiene voluntad o poder para eliminarlos o cambiarlos para poder cambiar de actitud o comportamiento.
      “Nadie quiere algo mal para sí mismo”. Esta impresión es tan real que no se puede creer. No se puede creer que uno tome decisiones que van en contra de uno.
  Déjame decirte algo. En este momento que estás proyectando las acciones que vas hacer hoy o mañana y estás pensando para tomar decisiones, no tienes esa impresión de estar considerando decidir que te salgan mal las cosas, o actuar de una manera que no te favorezca en lo que quieres hacer. ¿Es esto verdad para ti?
  Okey. Ahora en este mismo momento aprovecha para mirar el pasado y observa resultados, y vas a encontrar que tomaste decisiones que no fueron muy buenas. Vas a observar que tuviste comportamientos o actuaste como no debías. Y de hecho, es posible que no hayas podido cambiar ciertas conductas de ese pasado hasta el día de hoy.
   Ese mismo que tomó esas decisiones en el pasado, es el mismo que está aquí y ahora, pensando, decidiendo cómo debe accionar en el presente.
   Además, está pasando por circunstancias nunca antes vivida o tiene retos que nunca antes había tenido que enfrentar, y no sabe si su personalidad es acta para tomar las mejores decisiones. Pero si sabe por sus fracasos o errores del pasado, que, en aquel entonces, creía como lo cree hoy que había tomado la mejor decisión.
   Pero eso no es problema para decidir qué va hacer o como debe actuar hoy. El pensante no se puede quedar paralizado. Amanece el día y hay que moverse, hay que hacer algo para seguir sobreviviendo.
   Lo que muchos pensantes llaman experiencia, como sinónimo de conocimiento y nueva forma de pensar, por que vivieron circunstancias de algún modo parecida a las de hoy, son movimientos, cambios de conductas o cambios en la manera de pensar, producto del impacto negativo de la circunstancia.
   No hubo libre albedrío o libertad para generar un criterio estando en control del acto de pensar. Esas experiencias son solo “memoria de los hechos”. Aprender de los errores, requiere deshacerse de los viejos criterios o maneras de pensar que condujeron a actuar como se hizo. Y para eso hay que investigar a deshacer la causa.
  Y este paso los pensantes no lo hacen. Simplemente actúan de manera contraria a como lo hicieron para que no le suceda lo mismo.
   Por eso tenemos a la mayoría de las personas mayores que han sido llevados de un extremismo a otro, diciéndole a sus hijos y nietos hasta el fastidio: “! eso no se hace!, ¡eso es malo!, etc. No le enseñan que no puede haber ideas fijas. Que radicalizarse en ideas y creencias impide el equilibrio, la ponderación de los acontecimientos para tomar decisiones adecuadas al presente.
  Como puedes observar mi querida(o) amigo, La experiencia no sirve de nada por el solo hecho de tener buena memoria y poder recordar los hechos pasados.
   Fíjate, el mejor ejemplo sucede con las líneas aéreas cuando hay un accidente. La investigación que se hace es tan exhaustiva que no se detiene hasta no encontrar el origen, la causa. Lo que dio pie a que sucediera la tragedia.
   Con los resultados en la mano, de inmediato se hacen los correctivos que haya que hacer. Los pensantes con ellos mismo no hacen esto, por lo general la decisión que llaman “correcta”, es actuar de manera contraria. 
    Dicho todo esto, te puedes dar cuenta que actualizar la personalidad, no es solo cuestión de pensar a la ligera o visualizar como uno se imagina que quiere ser para tener éxito.
    Inclusive; la educación y el entrenamiento, que es el recurso adecuado para los emprendimientos novedosos o circunstancias nunca antes vivida. ¿Será suficiente? ¿Habrá divergencia de este conocimiento con sus nuevas conductas, con creencias o maneras de ser consciente o inconsciente?
   La mejor manera de saber si hay discrepancia, es observar que, a pesar de todo el empeño, las ganas y el interés, no aparece el talento por ningún lado. Los resultados son muy pobres o el progreso es demasiado lento o nulo.
  No basta con ponerle pasión o empeño para cambiar o transformar la personalidad en algún aspecto que nos interese. Hay investigación y trabajo previo que hacer, para renovar nuestras ideas fundamentales o adecuarlas a la nueva realidad.
    Si quieres tener poder sobre tu personalidad, comienza con el control de la actividad pensativa. Esa es tu fábrica de ideas, ten control de ella y podrás mejorar la calidad del producto.
    Ha sido un placer. Buen provecho con tu experiencia. Nos vemos pensante.
   Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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