LA DIASPORA VENEZOLANA DE PANDEMIA EN PANDEMIA


EL CORONAVIRUS LES VOLVIO A OBSCURECER EL FUTURO A LOS INMIGRANTES VENEZOLANOS
     Hola amiga(o) pensante. La diáspora venezolana fue calificada y atacada como una pandemia que llegaba a los países vecinos. Por la amenaza que representaba para quienes así la consideraban, recibieron todo tipo de maltrato. Aumentados los maltratos y el desprecio por causa de los delincuentes y malas conductas de venezolanos que se infiltraron para cometer sus fechorías en esos países.
  Apenas los xenofóbicos, los odios y los miedos estaban cesando, y les cae encima la verdadera pandemia mundial causada por el coronavirus. De ser calificados y tratados como una pandemia pasaron a ser victima de una verdadera pandemia.
  Salieron en búsqueda de oportunidades para obtener recursos económicos y mejorar su calidad de vida, y justamente los efectos directos de la pandemia causada por el coronavirus, es la depresión económica que sufren los países donde se encuentran.
  La mayoría de los inmigrantes se ven obligados a efectuar trabajos a destajos e informales, por lo general venta de alimentos y bebidas. Los pocos recursos obtenidos en su mayor parte son para pagar alquiler de vivienda y comer. No hay ahorro para emergencias.
  Estos trabajadores informales, ahora están obligados a dejar de trabajar. Los artistas cuyos ingresos provienen de presentaciones en vivo, y los que consiguieron los medios para emprender con un pequeño negocio, que apenas comenzaban a ver luz, hasta empleando a sus coterráneos para ayudarse entre ellos, deben estar viviendo la angustia de pensar cuanto tiempo pueden resistir un paro de la producción. Ya que del coronavirus no se sabe cuanto tiempo llevara volver a la normalidad.
   Hay venezolanos afortunados por su profesión, como son los médicos y enfermeros o enfermeras, que la necesidad obliga a incorporarlos a trabajar, pero siempre con la desventaja ante los nacionales.
  Pero no solo es la parte económica que ha hecho recrudecer sus miedos, la gran mayoría debe estar aterrada con la sola idea de llegar a contagiarse con el coronavirus.
   Salieron buscando un alivio a sus vidas, huyendo de los malos servicios básicos, en especial de los servicios de salud, y la pandemia ha desmoronado la fachada que escondía la deficiencia que existe en casi todos los países del mundo para enfrentar una calamidad.
  Ahora imposibilitados para trabajar, no creo que entren en la lista para recibir los beneficios o subsidios que algunos gobiernos han decretado. Por ejemplo, no van a pagar alquileres por unos meses, pero quien les garantiza que los dueños cumplan con la ley, ¿y si no la cumplen, a quien van acudir o a poner sus quejas?
  Y si algunos de ellos se enferman, o un familiar se enferma, ¿recibirán algo de la poca atención que disponen los países donde se encuentran, y que no alcanzan para sus nacionales? 
  Mirar de lejos a su Venezuela querida en este momento crítico, imposibilitados de regresar para enfrentar la amenaza del coronavirus entre sus familiares, amigos, vecinos y todo un pueblo hermano, debe ser una añoranza o un sentimiento que humedece los ojos.
   Los que aquí permanecemos y que siempre estamos pendiente y reflexionando acerca de la vida que pueden estar llevando nuestros hermanos que se han visto forzados a salir del país, quisiéramos teletransportarlos para que hagan cuarentena en casa de sus padres, hermanos o hermanas, y en familia soportar las consecuencias de esta pandemia.
  Los sueños parecen frustrarse, pero si pueden conservar la vida, y fortalecerse espiritualmente con las lecciones aprendidas de esta crisis sanitaria y económica, renacerán de las cenizas para conquistar el mundo.
  No se les ocurra reducir el alcance de sus sueños o aspiraciones por la decepción sufrida. Todo lo contrario, los sueños, metas u objetivos les permitieron resistir, así que protejan el futuro incrementando el tamaño o la magnitud de sus ambiciones. Ya han demostrado que la ambición que no es un deseo fantasioso, de solo palabras, y que se trabaja con honestidad para lograrlo, es garantía de una vida sana y llena de satisfacciones.     
   El sobreviviente al coronavirus y a la posible debacle o retroceso que puedan sufrir económicamente. (porque esto no ha terminado), deben agradecer a que han puesto esos objetivos y han sido luchadores que no han permitido que las dificultades los detuvieran. El sistema inmune se fortalece con la energía de un espíritu que no abandona. Que recibe fuertes palizas, o que se le presentan problemas que parecen insoluble, pero amanece en el nuevo día fortalecido como la luz mañanera del sol.
   Donde están en este momento, es donde debían estar cuando se presentara esta crisis. Ese lugar es tu salón de clase, pon atención a las lecciones que debes aprender, y no te dejes raspar ninguna materia.
  Estamos contigo, estamos con todos los pensantes, cuídense, y de esa manera cuidan a su familia y a la comunidad donde se desenvuelven.
   Si algo he escrito con gusto y placer, es este artículo donde quiero transmitirles mi solidaridad y recordarles la confianza que deben tener y mantener con ustedes mismos. El poder está en ti, úsalo.
   Buen provecho con tus lecciones. Nos vemos pensante.
 Autor: Emilio R. Fernandez Ramos

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